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El filántropo y la burocracia

La donación de un empresario árabe a la escuela donde estudia Víctor Martín, quien realizaba sus tareas bajo la luz de un poste de alumbrado, estuvo a punto de frustrarse.
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24-05-2019

La historia bien pudo tener un final feliz, sin sobresaltos, pero la burocracia la llevó por esos caminos torcidos y le quitó lo que en esencia es: un gesto de solidaridad entre un filántropo árabe, Yaqoob Yusuf Ahmed Mubarak, y el niño trujillano que aprovechaba el alumbrado público del poste de su casa, para hacer sus tareas escolares y estudiar.

Felizmente esta donación no se frustró porque el empresario árabe y su re­presentante se reunietron ayer en la tarde con el vice­ministro de Gestión Peda­gógica, Guido Rospigliosi, con quien firmaron una carta de compromiso para hacer efectiva la misma.

El caso dio la vuelta al mundo mediante las redes sociales, tal vez lo vieron millones de personas que no sabían nada del Perú, pero fue este árabe de 31 años, vinculado a los nego­cios farmacéuticos, quien se conmovió y decidió a ha­cer algo por Víctor Martín Angulo Córdova, el peque­ño escolar de Moche.

Exitosa dio a conocer ayer que a mediados de marzo, la imagen de Víctor se vi­ralizó en las redes sociales como un ejemplo de entre­ga y ganas de salir adelante a pesar de las adversidades. La historia cuenta que Ya­qoob Yusuf Ahmed Muba­rak, residente en el reino de Bahérein, zona del Golfo Pérsico, se emocionó con el caso.

Ordenó a su abogado mexicano Gilberto Rosas Landa Zamora que inicie la búsqueda del “niño del video”. Por cierto que su travesía y búsqueda fue lar­ga para el licenciado mexi­cano, porque ni siquiera el Ministerio de Educación del Perú, conocía del caso, y el lugar donde ocurría: El pequeño Víctor Martín era el gran desconocido, pero, sin embargo, atraía la aten­ción en el palacio del mag­nate, allá en Bahréin.

Pero hay requisitos

En su visita a Perú, Yaqoob Yusuf Ahmed Mubarak, ha­bía expresado su deseo de donar una moderna sala de cómputo al centro edu­cativo donde estudia el pe­queño, pero Gilberto Rosa Landa sin ocultar su moles­tia dijo que el Ministerio de Educación le puso trabas para concretar esa ayuda.

El día del encuentro rega­ló le regaló al escolar USD 2,000 y le ofreció construir­le su casa.

Días posteriores, Rosas Landa, comentó que re­cibieron una llamada del Ministerio de Educación y se reunieron con la jefa de la oficina de Relaciones Interinstitucionales del Mi­nedu.

(Ella) “nos indicó que es­taban muy contentos de que viniéramos a ayudar, pero que nuestra intención de dar directamente lo que necesita el colegio (mobi­liario, equipos para los ta­lleres, etc.) que tendríamos que llevar una serie de re­quisitos burocráticos, tales como meter la solicitud por escrito y físicamente, eso simplemente para no­sotros ya es imposible”, de­claró Rosas.

Lo que más les llama la atención es que los con­minen a revelar cuál es el origen de los recursos que manejan. Indudablemen­te, a pesar de que es un re­quisito legal, faltó tacto y delicadeza al Minedu.

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