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COLUMNA | Giancarla Di Laura: "Una Biblioteca que preocupa"

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12-01-2020

La Biblioteca Nacional del Perú (BNP), fundada en 1821 por el general José de San Martín, no solamente es el repositorio más importante de nuestra memoria letrada, sino un emblema de la posibilidad de seguir siendo peruanos gracias a la continua conservación y expansión de nuestro riquísimo legado cultural. Es como si habláramos del inconsciente de un individuo, en el cual están registrados sus más antiguos recuerdos, sus traumas y alegrías, su inmensa experiencia.

La BNP, por lo tanto, no es cualquier institución. Su dirección ha pasado por diversas manos, algunas más eficientes que otras, pero casi siempre ligadas a un reconocimiento público e internacional de una trayectoria intelectual extraordinaria. Ahí tenemos los nombres de Ricardo Palma, Manuel González Prada, Jorge Basadre, Rubén Vargas Ugarte, Carlos Cueto Fernandini, Guillermo Lohmann Villena, Estuardo Núñez, Franklin Pease, Ramón Mujica, María Emma Mannarelli y otros que en sí mismos han sido y son destacados intelectuales y productores de nuevas maneras de entender el Perú.

Durante su apurado paso por el Ministerio de Cultura, el cantante de ópera Francesco Petrozzi pidió la renuncia de Mannarelli y propuso al joven escritor Ezio Neyra Magaña como sucesor. La renuncia intempestiva de Petrozzi dejó un vacío que fue llenado interinamente por María Elena del Carmen Córdova, viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales del Ministerio de Cultura, hasta que hace poco el presidente Vizcarra y la nueva ministra de Cultura, Sonia Guillén, confirmaron a Neyra en el puesto.

Luego de una trayectoria en las humanidades, ocupando cargos en el Ministerio de Cultura y fomentando bajo distintos programas la promoción y difusión de la lectura y del libro, Ezio Neyra recién cumple 40 años de edad este 2020. Es sociólogo de profesión y tiene un doctorado en literatura latinoamericana en la Universidad de Brown, en Estados Unidos. Ha dictado conferencias y cursos en distintos recintos académicos y publicado cuatro novelas. La última de ellas, Pasajero en la Habana.

(2017), nació de su experiencia viviendo en Cuba por cerca de un año. Neyra indica en una entrevista que antes de ir allá, “Cuba era una serie de ideas, era representaciones de representaciones. Cuba es un archivo enorme. Hay mucha frase sobre la isla”. Asimismo, afirma la influencia de grandes escritores cubanos en su narrativa como, por ejemplo, Alejo Carpentier, Antonio José Ponte, Reinaldo Arenas, Pedro Juan Gutiérrez, entre otros.

El nuevo director tiene grandes planes para mejorar nuestro nivel de lectura y de producción de libros con una política nacional de la lectura, el libro y las bibliotecas donde se ponga énfasis en la difusión de autores peruanos. Asimismo, es gran conocedor de la transformación del mercado editorial y su influencia decisiva en la literatura latinoamericana. Sin embargo, hay otros retos que han quedado soslayados desde la salida de Ramón Mujica el 2016, como por ejemplo el robo de más de (3) mil libros y manuscritos coloniales y de la República temprana que deambulan en el mercado negro. El Dr. Mujica emprendió una lucha titánica contra este crimen organizado desde adentro de la BNP, pero los directores siguientes se hicieron de la vista gorda.

Esperemos que Ezio Neyra no solo promueva la lectura, sino que sepa discernir sobre qué leer, qué conservar y, sobre todo, qué recuperar. Ojalá no le quede demasiado grande la camisa. Le deseamos la mejor de las suertes.