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Opinión | Ántero Flores-Aráoz: "Ciudadanos y religiosos"

Olvidan los críticos que los obispos también son ciudadanos y que como tales no solamente gozan de la libertad de expresión.
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01-05-2022

Los obispos del Perú, agrupados en la Conferencia Episcopal Peruana, el pasado 12 de abril emitieron un importante pronunciamiento, bajo el título "responsabilidad, estabilidad y respeto por la gobernabilidad en favor del pueblo peruano".

Hay quienes, comentando el aludido pronunciamiento, expresan que los obispos no deberi?an intervenir en los asuntos que son de competencia de los ciudadanos, pues los religiosos, deben constren?irse a lo que es su funcio?n pastoral, preparatoria para la vida eterna a la que aspiramos los creyentes en manifestacio?n de fe.

Olvidan los cri?ticos, que los obispos tambie?n son ciudadanos y que como tales no solamente gozan de la libertad de expresio?n, sino que tienen intere?s legi?timo en que sus feligreses y los que no lo son, vivan en este universo con satisfaccio?n de sus necesidades de vivienda, alimentacio?n, educacio?n, y salud, entre mu- chas otras, y que el Estado propicie la elevacio?n de sus niveles de vida dentro del orden democra?tico y meritocra?tico.

El pronunciamiento eclesial no es singular, tiene diversos antecedentes, en que, desde el propio Estado y la sociedad civil, solicitaron la intervencio?n de la Iglesia para que haga de bisagra y logre los consensos necesarios para superar las crisis sociales y poli?ticas que se presentan.

No se puede olvidar la infinidad de veces en que se solicito? al monsen?or Luis Bambare?n Gastelumendi su precioso concurso, asi? como al cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, quien incluso fue mediador en los difi?ciles momentos en que fue tomada la residencia del embajador del Japo?n por terroristas del Movimiento Revolucionario Tu?pac Amaru, que puso en jaque a toda la Nacio?n hace 25 an?os. Alli? estuvieron secuestrados, amenazados y con peligro de sus propias vidas, decenas de personas, algunas con altas jerarqui?as pu?blicas yque concluyo? con el heroico rescate del 22 de abril de 1997.

Como hemos sen?alado, nada tiene de raro que la jerarqui?a episcopal, en bu?squeda del bien comu?n, ayude a superar difi?ciles mo- mentos, por lo que las cri?ticas a su actuacio?n son absolutamente infundadas.

Los obispos con razo?n han hecho apreciaciones en el sentido que se vive una situacio?n de incertidumbre, que existe constante inestabilidad al igual que fragilidad de nuestro pueblo, que las medidas que se han dispuesto para resolver la problema?tica son insuficientes, que no hay liderazgo y adema?s nos recuerda que “El poder debe estar al servicio del pueblo y no al servicio de sus representantes o de aquellos que se arrogan esta condicio?n”.

Para resolver la crisis proponen convocar a personas ido?neas e intachables en las diversas instituciones estatales, buscar el dia?logo serio para conseguir consensos, establecer una agenda de prioridades, todo ello dentro del marco de la Constitucio?n y del Estado de Derecho, sin polarizaciones y, que “el Peru? retome al camino del desarrollo integral y sostenible” instando a “buscar la gobernabilidad y el bien comu?n”.

No creo que quienes este?n en su sano juicio, puedan discrepar del ana?lisis situacional descrito, de los mecanismos de solucio?n y de la exhortacio?n a que nuestras autoridades asuman la responsabilidad para la cual fueron elegidos.