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OPINIÓN | Chinn De La Cruz: 'Retablo', un retrato del Perú

Somos tan machistas como Mardonio, tan egoístas como don Timoteo, pero también tenemos la generosidad de Anatolia.
Retablo
22-05-2019

El director Álvaro Delgado-Aparicio ha hecho de la cinta Retablo una de las mejores criaturas que puede haber creado el cine peruano en los últimos años. A través de la historia de Segundo, la película muestra a un adolescente contrariado al descubrir la homosexualidad de su padre, el maestro retablista Noé. La escena se torna un nudo en su garganta, ya que no sabe cómo actuar frente a esta situación sin dañar el centro de su vida: su familia.

En Soccos, un pueblo de Ayacucho en donde impera la ley del pueblo, no basta con tener las mejores virtudes con la masa de papa y yeso con la que se construyen sin apuro las figurillas de los retablos. Es necesario saber guardar los secretos para evitar la intolerancia, entender que la relación padre-hijo trasciende el respeto y la consideración; y que quizás el mejor retablo no es aquel que se mira desde fuera, sino el que se construye con lo que tenemos dentro.

Segundo y el mundo en el que se desenvuelve muestran la idiosincrasia que aún mantienen nuestros pueblos andinos, junto a sus tradiciones, su cultura, su música, sus festividades. Retablo permite vernos como país, abrir las puertas de un Perú en donde el prejuicio sigue vivo, donde la mujer busca su propio camino sin olvidar su rol de madre.

Somos tan machistas como Mardonio, tan egoístas como don Timoteo, pero también tenemos la generosidad de Anatolia. Podemos crear las mejores expresiones de arte y autodestruirlas cada vez que traicionamos a los nuestros. Esta ópera prima, con altos niveles de sensibilidad, es sin duda el mejor retrato de una sociedad llena de taras que no se detiene pese a la adversidad, y que resume nuestra propia identidad en el amor y la lealtad hacia nuestros semejantes.

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