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OPINIÓN | Eduardo González Viaña: "Un wapido por Antonio Melis"

"Un wapido es un grito ritual que se lanza en Jauja y, con él, la persona que lo lanza echa afuera los malos espíritus".
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17-03-2021

¿Qué te parece si lanzamos un wapido?- me invitó Antonio Melis mientras errábamos por la Toscana.

Un wapido es un grito ritual que se lanza en Jauja y, con él, la persona que lo lanza echa afuera los malos espíritus.

No me sorprendió que el gran peruanista italiano estuviera tan al tanto de las costumbres regionales porque hablaba el quechua como un nativo de los Andes y preparaba un ceviche tan increíble como los que invitan en Chiclayo.

Hoy que es su cumpleaños, recuerdo que Antonio Melis (1942-2016) escribió multitud de libros y textos diferentes sobre Mariátegui, Arguedas, Vallejo y otros escritores peruanos. Su obsesión era comprender la vida, el alma y el destino del Perú. Desde Antonio Raimondi, no hay en Europa quien haya sabido tanto sobre nuestro país como él.

Llegué a Siena en 2007. Lucía Lorenzini, su esposa y traductora del gigante Borges, había vertido al italiano mi novela “El corrido de Dante” y pronto presentaríamos el libro en la Feria de Turín. Mientras hacíamos tiempo para ese evento, Antonio me llevó en su carro a conocer uno tras de otro los campos azules de la eterna Toscana.

Cuando pasábamos junto a Maremma, muy cerca de Siena, tuve la sensación de que ya había estado allí, me parecía escuchar la voz de una mujer muy triste y se lo confié a Antonio. Le dije que me sentía como en la infancia cuando leía con mi abuelo “La Divina Comedia” de Dante.

“No te extrañe”, me dijo Antonio, quien para mí se había convertido en Virgilio. “Lo que leíste en tu infancia ya forma parte de tu vida y tiene tanta realidad como cualquiera de tus otras vivencias”

“No te asombres de eso porque el Perú es más portentoso”- me dijo Melis y me hizo ver que en la conciencia viva del mundo andino, las montañas tienen alma y hablan con los seres humanos.

Me hizo notar que algunos héroes volvían a la vida una y otra vez en la conciencia de los pueblos. “Es el caso de Túpac Amaru. Lo ejecutaron. Lo despedazaron. Llevaron sus restos a uno y otro lugar y, sin embargo, en nuestro tiempo, ha vuelto a liderar multitudes que amparadas por su sombra y con su nombre se lanzaron a la muerte y acaso a la vida eterna”.

¿Qué les parece si ahora lanzamos un wapido por Antonio Melis, el amigo del Perú?

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