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OPINIÓN | Eduardo González Viaña: el veneno de Alfaro

Daniel Alfaro nunca explicó cómo habían sido elaborados los famosos “cuadernos de comprensión lectora” que asombran por su pobre nivel de inteligencia.
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20-03-2019

Antes de dejar el cargo, el extitular de Educación, Daniel Alfaro, ha enunciado algunos sobresalientes logros de su gestión. Supongo que el primero de ellos es el de haber sido ministro durante un año sin tener un título que lo acredite como docente sino aquel que lo muestra como especialista en Marketing.

Ese es probablemente el origen de sus famosos “cuadernos de comprensión lectora” que ha dejado como herencia a los estudiantes del Perú.

Aunque después quiso justificarse, el ministro Alfaro nunca explicó cómo habían sido elaborados estos textos obligatorios que asombran por su pobre nivel de inteligencia.

En esos llamados cuadernos de comprensión lectora, por ejemplo, el congresista Rubén Condori da la razón a Hitler, cuando señala que las prostitutas, los ambiciosos y los comunistas tienen generalmente orígenes judíos y que la homosexualidad es una inconducta similar. Quizás ignora que su admirado Hitler lo habría gaseado por su apellido andino.

En los mismos, Rafael Rey, abomina de los homosexuales y de la unión civil, y por su parte, Cassandra Figueroa y Fernando Maestre dictan cátedra sobre castidad y virginidad obligatorias entre los adolescentes.

Esa enfermiza obsesión sexual era resultado de la capitulación del ministro Alfaro ante las sectas “evangélicas” contrarias a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, así como contra la mera existencia de los homosexuales a quienes uno de los líderes “cristianos” condenó con la expresión: “Cuando veas a dos mujeres homosexuales, degüéllalas”. Y por fin, es muestra definitiva de que una dictadura arcaica -presidida por la alianza aprofujimorista- se quiere entronizar en el país y acabar con el Estado moderno.

Los consejeros que impusieron estos trasnochados mandatos sexuales lo hicieron supuestamente poseídos de una incontenible fe cristiana que se contradice con la perversidad que en otros aspectos muestran.

En su oportunidad, el ministro aseguró que esos textos eran solo para fomentar una “libre” discusión entre los alumnos. Sin embargo, el periodista le mostró otra cartilla con las “respuestas correctas” que el maestro tiene que exigir.

El año pasado, Alfaro dijo que -antes de ser publicados- esos textos iban a ser discutidos. Al día siguiente, la prensa mostró que 157 mil manuales ya habían sido publicados y distribuidos. Y ahora que se fue Alfaro, ¿nuestros hijos continúan leyendo esos manuales?

¡Ya pues, Alfaro! ¡Con mis hijos no te metas!