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OPINIÓN | Miguel Humberto Aguirre: "Cuando hubo humo blanco"

"Hace ocho años, un día como hoy, 13 de marzo, estuvimos ligados a Radio Vaticano, emisoras locales y la pantalla, esperando la nominación del nuevo papa".
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13-03-2021

Hace ocho años, un día como hoy, 13 de marzo, estuvimos ligados a Radio Vaticano, emisoras locales y la pantalla, esperando la nominación del nuevo Papa.

Los latinoamericanos siempre esperábamos un religioso europeo, y sobre todo italiano, para sentarse en el sillón de San Pedro.

Debimos esperar el humo blanco.

Apareció, solo en la quinta votación del segundo día de cónclave. Larga espera y gran sorpresa al saber el nombre del Papa: Jorge Mario Bergoglio. Para el mundo católico, no tan conocido. Con la presencia de Mario Bergoglio aparecieron los jesuitas, nunca presentes, y olvidados por las sotanas movilizadas por los pasillos del Vaticano. Muchos mostraron toda su extrañeza, pero no sus vecinos en su barrio de Buenos Aires, un renunciante a todos los protocolos.

Se iba a sus oficinas a pie, o en microbús, compartiendo con el pueblo. Fue un cura de calle y dialogo directo con su gente.

Al llegar, entre tanto asombro al Vaticano, solicitó marginarse de lo tradicional y pidió tener un lugar, para vivir íntimamente, en la Casa de Santa María. Y no en Palacio Apostólico Romano. Libertad para movilizarse libremente y ser, él, quien designa su vida de religioso y de Papa. Al ser designado, un día como hoy tomó el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís.

Nunca hubo un Papa con nombre Francisco, pero no se escribe Francisco I, Se usará cuando él ya no esté en el cargo y venga otro con este nombre.

Para el mundo católico su designación fue algo inesperado. Los ojos del concilio, nunca nos miraron con atención, Francisco ha dicho otra cosa y los jesuitas son, hoy, sus mayores observadores.

Siempre dejaron, donde fueron, enseñanzas, hoy también se espera una herencia con un mayor acercamiento con los más débiles, hasta ayer, más olvidados por algunos templos. Esta ruta diferente la marcó Ignacio de Loyola.

Francisco, octavo soberano Papal, está sentado en el sillón de San Pedro mirando y, pidiendo rezar por él.

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