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OPINIÓN | Miguel Humberto Aguirre: "Se ensució los zapatos"

"Subió los arenales de Villa El Salvador, como el necesitado, buscando un lugar para levantar un techo porque no lo tenían".
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21-03-2021

Subió los arenales de Villa El Salvador, como el necesitado, buscando un lugar para levantar un techo porque no lo tenían.

No los miró cómo subían, fue uno más buscando aquella tierra prometida, por las necesidades.

Más allá de las sotanas, Luis Armando Bambarén Gastelumendi ocupó todos los cargos que, un sacerdote, recibe a través de los años, cuando está al servicio de la iglesia, pero Monseñor fue más allá del confesionario, y el templo.

Golpeó puertas, entabló diálogos buscando encontrar, para los necesitados, lo que nunca tuvieron, y desplazar las angustias y pobrezas, compañeras, de aquellos, por toda la vida.

Tuvimos amigos comunes como Michel Azcueta, el hombre que también dio categoría a Villa El Salvador, el periodista e historiador Domingo Tamariz, el entrenador de fútbol Miguel Ángel Arrué, instalado, dirigiendo equipos de Chimbote, por muchos años.

Pescadores, personajes importantes, niños y jóvenes del puerto, siempre hicieron, con mucho respeto, un lugar para él. Eso se notaba cuando caminaba por las calles y, los saludos en voz alta iban de una acera a otra para Monseñor.

Recuerdo haber tenido en mis manos números, de aquella época, de la revista Vistazo dirigida por Domingo Tamariz. Un contar, un caminar, de Monseñor Bambarén, en los arenales de Villa El Salvador hasta donde llegaron dos Papas y el respeto de todo un país. Fue, y lo es, Villa El Salvador, un pueblo levantado con respeto y, ese respeto, en gran parte, se le dio Monseñor Bambarén haciendo realidad un sueño. Una esperanza. El actual Papa Francisco, cuando lo conoció, le preguntó “si era el sacerdote tan luchador que todos le habían hablado”. Su fama no se quedó en el arenal y, hoy, más que nunca. Se ensució sus zapatos y, eso, para él era un orgullo, más aún de quienes lo conocieron.

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