Exitosa Perú
Olvido de las autoridades

El triste adiós a un niño que fue enterrado en cementerio inundado en Lambayeque

Una familia de la localidad de Túcume (Lambayeque) sepultó a su ser querido en medio de ataúdes flotantes, moho y nichos carcomidos. El cementerio Jardines de la Paz es el único de la zona.
Familia entierra a unos de sus miembros en cementerio inundado. (Exitosa)
07-04-2023

Una familia de la localidad de Túcume, en la región Lambayeque, dio el último adiós a uno de sus miembros en medio de aguas contaminadas que inundan el cementerio municipal, Jardines de la Paz. La caída de intensas lluvias ha provocado que este lugar de descanso sea ahora un foco infeccioso, cuyos ambientes albergan ataúdes flotantes, moho, flores muertas y nichos carcomidos.

El agua empozada ha tomado un color verde y, con el paso de los días, ha tapado los primeros niveles de los nichos. A pesar del olor fétido y el inminente colapso de toda la estructura, las familias se ven obligadas a sepultar a sus muertos porque es el único camposanto de la localidad.

Familia entierra a su difunto en cementerio inundado en Lambayeque

Una familia se despidió de un pequeño en medio de la inundación que afecta el cementerio municipal de Túcume, ubicado a unos 33 kilómetros al norte de la ciudad de Chiclayo, en Lambayeque.

Para ingresar al cementerio, las personas usan botas altas. Los que tienen menos recursos, se cubren con bolsas de plástico hasta más arriba de la rodilla para evitar mojarse con la mezcla de agua de lluvia, desagüe, tierra, y trozos de nichos que flotan en el lugar. 

Ante la situación crítica del camposanto, se ha dispuesto que solo seis personas por difunto ingresen para participar del sepulcro. Desde los zapatos de los deudos, las condiciones inhumanas por las que deben pasar quedan en segundo plano por el dolor de perder a un ser querido. No obstante, esta situación deja en evidencia el descuido de la jurisdicción. 

Cementerio ya había sido dañado durante Niño Costero en el 2017

El paso de El Niño Costero, en el 2017, destruyó más de 20 nichos en tres de los 28 pabellones del cementerio. Un reportaje, en el 2019, reveló que el escenario no cambió pese a cumplirse dos años del desastre. En esa fecha, el lugar lucía con ataúdes abiertos, esqueletos expuestos y barro.

En el 2017, se estimó que el agua acumulada en el camposanto tenía una altura de 60 centímetros. Hoy, seis años después, los panteoneros aseguran que el agua supera los 80 centímetros. 

Este cementerio, que tiene una antigüedad de 120 años, alberga el mausoleo de Federico Villarreal, un matemático, ingeniero, físico y políglota peruano. Además de ser histórico, hoy se convierte en una muestra más de la indolencia de las autoridades locales y centrales. 

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