Tragedia en La Libertad: Joven jaujino entre las víctimas de la masacre en Pataz
Una noticia desgarradora enluta a la región de Junín. El joven Juan Ñaupari Salva, de solo 25 años y exintegrante del Ejército Peruano, fue identificado como una de las víctimas mortales de la reciente masacre en Pataz, ocurrida en la mina operada presuntamente por una organización criminal. El jaujino había viajado a La Libertad para trabajar como agente de seguridad privada, con el sueño de ahorrar y construir una casa para su familia.
Según informaron sus familiares, el cuerpo de Juan fue hallado desnudo y con impactos de bala en el cuello, en un claro acto de ejecución. Su madre, Soledad Salva Díaz, y su hermano, quienes actualmente velan sus prendas en San Juan de Lurigancho, han iniciado una colecta para cubrir los elevados costos correspondientes al sepelio, que ascenderían a más de 12 mil soles.
"Solo queríamos que regrese con vida"
La familia señala con indignación que ni 'La Poderosa' ni 'R&R', empresas ligadas a la operación minera, han asumido responsabilidad ni se han comunicado para ofrecer ayuda o condolencias.
"Mi hijo fue a trabajar con esperanza, no a morir en manos de criminales. Solo queríamos que regrese con vida", expresó su madre entre lágrimas.
Mientras tanto, el cuerpo de Juan Ñaupari será trasladado a Lima en la madrugada, donde será velado. La comunidad de Paca, su tierra natal en la provincia de Jauja, también ha expresado su dolor. El alcalde Edwin Ureta Aquino extendió sus condolencias y aseguró que la Municipalidad brindará respaldo a los deudos.
Un crimen que no puede quedar impune
La masacre en Pataz ha puesto en evidencia el nivel de violencia en zonas mineras del país. Son 13 los trabajadores asesinados, según fuentes oficiales. Mientras tanto, la familia de Juan, como muchas otras, exige que se haga justicia y que el Estado investigue y sancione a los responsables, así como a quienes se han mostrado indiferentes ante el sufrimiento de las víctimas.
Masacre en Pataz, Juan Ñaupari Salva, joven jaujino: tres palabras que hoy duelen en la sierra central.