Cónclave 2025: ¿Por qué motivo los papas cambian de nombre al ser elegidos y cuál nunca usarían?
En estos momentos se viene desarrollando el cónclave en la Capilla Sixtina. Desde muy temprano, 133 cardenales se reunieron para iniciar con dicho proceso eclesiástico. En ese contexto, es importante recordar por qué los papas cambian de nombre cuando son elegidos y cuál nunca se atreverían a usar.
¿Por qué los papas cambian de nombre al ser escogidos?
El "Habemus Papam" anuncia no solo al nuevo líder de la Iglesia Católica, sino también el nacimiento de una nueva identidad espiritual que promete seguir el camino de Dios.
En ese sentido, es importante tener en cuenta que, el nombre elegido por el nuevo pontífice no es una mera formalidad; por el contrario, representa su primera decisión como papa. Esta elección está cargada de simbolismo y resonancia histórica, y aunque hoy parece una característica inseparable del cargo, no siempre fue así.
Y es que la tradición papal de elegir un nombre al momento de asumir el pontificado tiene raíces bíblicas, históricas e incluso simbólicas. Ello inspirado en el gesto de Jesús al renombrar a Simón como Pedro. La práctica la consolidó el Papa Juan II, quien llegó a ocupar el cargo entre los años 533 y 535.
Desde el siglo XI, la elección del nombre ha incluido un cierto fenómeno de italianización debido a que muchos papas originarios de regiones no italianas adoptaban nombres de sus predecesores romanos. Esto fue considerado como una forma de consolidar la autoridad dentro del marco histórico de la Iglesia que se asentó en Roma. Con algunas excepciones, los pontífices han continuado esta practica como una forma de establecer un nuevo punto de partida para su liderazgo espiritual.
El nombre adoptado suele estar inspirado en figuras pasadas, las cuales encarnaron virtudes y liderazgos que el nuevo papa también debe practicar. Un ejemplo es Francisco, quien eligió ese nombre en 2012 en honor a San Francisco de Asís y con el objetivo de destacar su compromiso con los pobres, el medio ambiente y la humidad dentro de la Iglesia.
¿Qué nombre no elegirían los papas?
A lo largo de toda la historia, ningún papa ha optado por llamarse Pedro II. Si bien esta omisión no está dictada por alguna norma canónica ni por impedimento legal, es una decisión voluntaria que nace de un profundo sentimiento de humildad y devoción hacia la figura del apóstol Pedro, el primer pontífice de la Iglesia.
Otros nombres que han perdido uso son Urbano y Pío. El primero por la memoria de Urbano VIII, quien estuvo involucrado en el juicio contra Galileo Galilei. El segundo, por Pío XII, debido a que su papel durante la Segunda Guerra Mundial fue muy criticado, sobre todo por su silencio frente al holocausto de aquel entonces.
De esta manera, se conoció que los papas, al ser elegidos, cambian de nombre en aras de marcar un nuevo inicio en su liderazgo espiritual y no eligen, por ningún motivo, llamarse Pedro como una muestra de humildad y devoción hacia el apóstol Pedro.