Lima norte tendrá proyecto para transformar agua de mar en líquido potable: Inversión de más de US$ 200 millones
Lima norte se prepara para recibir una infraestructura sin precedentes: su primera planta desalinizadora, ubicada en el distrito de Ancón.
Este proyecto, impulsado por Proinversión con respaldo del Ministerio de Vivienda, busca transformar agua de mar en agua potable con el objetivo de atender a miles de familias que sufren limitaciones en el acceso diario a este recurso básico.
La iniciativa forma parte de un esquema de Asociación Público-Privada (APP) autofinanciada, lo que significa que la inversión —estimada en US$ 204.77 millones— será cubierta íntegramente por capital privado.
De esta manera, el Estado no tendrá que destinar recursos propios, lo que facilita acelerar el inicio de la obra y su futura operación.
Con una capacidad proyectada de 86,400 metros cúbicos de agua potable diarios, la planta permitirá cerrar una de las brechas hídricas más urgentes de la capital, especialmente en zonas vulnerables donde miles de hogares solo reciben el líquido vital una vez al día.
Beneficios directos para la población y la economía
Según los estimados, más de 570 mil habitantes de Ancón, Santa Rosa y Ventanilla serán los principales beneficiados con un suministro de agua más seguro y constante. Estos distritos, golpeados por la escasez, recibirán una cobertura sostenible que contribuirá a mejorar la calidad de vida de sus vecinos.
Además, el proyecto contempla reforzar el abastecimiento del Parque Industrial de Ancón, que se proyecta como un importante polo de desarrollo económico para la capital.
Dotar de agua continua y de calidad a esta zona permitirá atraer nuevas inversiones y potenciar la instalación de empresas de gran escala.
"Estos megaproyectos marcan un hito, pues no solo benefician directamente a la población, sino que también abren la puerta a inversiones que dinamizan la economía", destacó Luis Del Carpio, director ejecutivo de Proinversión.
Tecnología y sostenibilidad para un recurso vital
La planta desalinizadora no se limitará a la producción de agua potable, sino que incluirá sistemas de transporte, estaciones de bombeo, redes de distribución y mecanismos de control de calidad.
Todo ello bajo estándares internacionales de eficiencia y sostenibilidad, con el objetivo de garantizar el suministro incluso en situaciones de emergencia como sequías, huaicos o eventos climáticos extremos.
Con esta obra, Lima norte dará un paso decisivo hacia la reducción de su déficit hídrico. La apuesta por la desalación del mar se convierte en una alternativa estratégica para garantizar un acceso equitativo al agua potable, al mismo tiempo que fortalece la resiliencia de la capital frente a los desafíos del cambio climático.