¿Eres de las personas que desayuna tarde?: Un nuevo estudio asocia ello con una menor esperanza de vida
Una de las grandes afirmaciones que se siempre se ha mencionado en el campo de la nutrición que la comida más importante del día es el desayuno. Si bien es cierto, en los últimos tiempos se prioriza qué es lo que comemos teniendo en cuenta las calorías o cantidades de los alimentos, a ello se le ha sumado una pregunta vital: ¿cuándo comemos?
El reloj interno
El campo de estudio que se centra en responder dicha interrogante se denomina crononutrición, una disciplina que estudia nuestro reloj interno, lo que se conoce como ritmos circadianos. Estos se encargan no solo de dictar cuándo despertamos o dormimos, sino también regular nuestras hormonas, metabolismo y cómo se procesan los alimentos.
En tal sentido, alimentarnos según este reloj es beneficioso mientras que hacerlo a deshoras resultaría perjudicial. Este concepto fue analizado a detalle por investigadores de instituciones como la Universidad de Harvard y Manchester, quienes verificaron cómo cambian los horarios de las comidas a medida que tenemos más años y lo que significa eso para nuestra salud.
El desayuno tardío
Para este nuevo estudio, los expertos evaluaron los datos de 2 mil 945 adultos mayores de 1983 hasta 2017. Tras ello, demostraron que la edad avanzada se asocia con desayunos y cenas más tardíos, un punto medio de alimentación más tardío y una ventana de alimentación diaria más corta.
Mortalidad
Sin embargo, un aspecto que llamó la atención fue la relación que existía con los problemas de salud que surgen con una edad avanzada. Así, se asoció que retrasar el desayuno aumentaría el riesgo de mortalidad en el corto plazo.
En líneas generales, cada hora de retraso en la primera comida del día se vinculó con un aumento del 8% en las probabilidades de fallecimiento, inclusive tras ajustar niveles socioeconómicos o estilos de vida.
Además, guarda relación con la aparición de enfermedades en simultáneo, tanto físicas como psicológicas. En tanto, se identificó que los que comían muy temprano tenían una tasa de supervivencia a 10 años al 89.5% mientras que los que comían más tarde 86.7%.
Los autores concluyen que, más que ser una causa directa de mortalidad, la hora del desayuno funcionaría como un "sencillo marcador de salud en los adultos mayores".
En líneas generales, un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Harvard y Manchester analizaron cómo cambian los horarios de las comidas a medida que tenemos más años y lo que significa eso para nuestra salud.