"Ha aumentado la extorsión": Buses de Santa Catalina trabajan con PNP a bordo tras recibir más amenazas
La empresa de transporte Santa Catalina enfrenta una crisis marcada por la violencia y la extorsión. Tras recibir una carta extorsiba que amenazaba con asesinar a los choferes de la empresa, varios vehículos circulan ahora con efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP) a bordo. Sin embargo, según su representante José Quispe, la medida no ha detenido las amenazas ni los cobros ilegales.
"Estos meses ha aumentado la extorsión. La policía nos está garantizando que habrá efectivos en las unidades. Pero nada acaba ahí, la extorsión sigue día a día. Hoy a dos empresas de bus han atacado", declaró Quispe.
En diálogo con Exitosa, el dirigente lamentó que el problema no se limite a una sola ruta, sino que afecta a toda la empresa, una situación que han debido resignarse a vivir cada día de trabajo.
"No hay diferencia en el tema de rutas. Casi toda la empresa está afectada por esta situación que estamos viviendo día a día", añadió.
Heridos y amenazas constantes
El ataque más reciente dejó cinco heridos, según informó Quispe. Aunque el ministro del Interior, Vicente Tiburcio, había prometido presencia de policías vestidos de civil en buses y paraderos, el representante señaló que el apoyo es irregular.
"Hay momentos en donde faltan y ahí es donde [los extorsionadores] nos mandan mensajes y nos atacan", explicó.
Quispe cuestionó la falta de resultados en las investigaciones policiales. Denunció la "falta de efectividad en el tema de investigación" ya que hasta el momento no se ha dado con la captura de los responsables del último ataque a una de las unidades, problema que fue abordado junto al Comandante General de la PNP, Óscar Arriola, quien acudió a la estación de buses de la empresa.
Respecto al estado de emergencia decretado en la zona, el representante fue crítico: "Los conductores no quieren salir a trabajar, esa es la realidad que estamos pasando día a día".
El caso de Santa Catalina refleja la fragilidad del transporte público frente al crimen organizado. Aunque la presencia policial en los buses es un paliativo, la falta de capturas y la continuidad de las extorsiones muestran que el estado de emergencia no ha logrado frenar la violencia. La exigencia de los transportistas es clara: investigación efectiva y acciones concretas que devuelvan seguridad a quienes cada día se ven obligados a trabajar bajo amenaza.