Opinión | Miguel Humberto Aguirre: Estudiantes y final de año

Los muchachos estudiantes y los colegios en general, en todo el país, viven, por estos días, jornadas imborrables. Muchas veces inolvidables. Sus actividades, las de colegio unen, a mandos altos y alumnos, con la esperanza de la vida, en acciones conjuntas.

Viajes trabajados todo el año llevan, a los jóvenes, al interior del país, fuera de él, y también a actividades artísticas donde, suelen dar examen, frente a maestros, y sus padres que, con orgullo, suelen mostrar donde se encuentra su hijo, o su hermano, su ahijado en el escenario.

Levantan el brazo mientras, el muchacho o la niña, demuestran lo aprendido todo el año y todo el sacrificio con los multiples ensayos incorporados, como mucho esfuerzo, terminadas las horas de clases. Con la ovación final, con aquel aplauso, están pagando horas y horas de trabajo.

No todas las actividades, desgraciadamente, terminan bien y, por eso, en estos días, nos encontramos con accidentes en las rutas, donde, lo que era felicidad, alegría, característica de los grupos juveniles, se transforma en dolor. En llanto. En momentos inexplicables para quienes, los vieron partir y, en muchos casos, no retornar.

Por estos días muchos colegios abren sus puertas y apoderados, amigos, padres, hermanos concurren para ver teatro, mimos, coros o ballet generado por maestro con demasiado amor por el arte.

Concurrimos al Santísimo Nombre de Jesús, una de estas tardes, y vimos allí Aladino en una creación, pudimos leer en el programa de la profesora Boubulina Torres Málaga. Allí estuvimos junto a personajes como Jazmín, la Genio, la Hechicera, todas inspiradas en punta de pie y expresiones del alma.

Ver este tipo de manifestaciones deja un resultado demasiado positivo y pasamos a admirar un trabajo muy en silencio realizado en la mayoría de los colegios del país. Siempre allí hay un “profesor artista” y también una “alumna o estudiante artista”. Todo pasa por estos días cuando el año escolar también se va.