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OPINIÓN | Cuando Alberto Cortez le escribió a la vejez y a su padre; por Miguel Humberto Aguirre

OPINIÓN | Cuando Alberto Cortez le escribió a la vejez y a su padre; por Miguel Humberto Aguirre

correz
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03/04/2020 / Exitosa Noticias / Actualidad / Actualizado al 09/01/2023

Fue, Alberto Cortez, un cantautor que cantó a la vida. A la existencia y lo ausente “cuando un amigo se va”. Un día como hoy, hace un año partió y nos dejó una herencia en versos, corcheas y letras que muchas veces estremecen.

Por estos días de virus, de prolongar la vida el cariño hacia ellos se ha multiplicado y por ello reunimos los momentos. Cuando recordó a su padre, él lo llamó “su viejo” y escribió:

Es un buen tipo mi viejo,

que anda solo y esperando,

tiene la tristeza larga

de tanto venir andando.

Yo lo miro de desde lejos,

pero somos tan distintos,

es que creció con el siglo

con tranvía y vino tinto.

Viejo, mi querido viejo,

ahora ya caminas lento

como perdonando el viento.

Yo soy tu sangre, mi viejo,

Soy tu silencio y tu tiempo.

Él tiene los ojos buenos y una figura pesada,

la edad se le vino encima

sin carnaval, ni comparsa.

Yo tengo los años nuevos,

mi padre los años viejos.

El dolor lo lleva dentro

y tiene historias sin tiempo.

Viejo, mi querido viejo,

ahora ya caminas lento,

como perdonando el viento.

Yo soy tu sangre, mi viejo

soy tu silencio y tu tiempo

Yo soy tu sangre, mi viejo.

Pero también le escribió a la vejez...

La vejez me llegará lentamente

y me hallará distraído

probablemente dormido

sobre un colchón de laureles.

Se instalará en el espejo,

inevitable y serena

y empezará su faena

por los primeros bosquejos.

Con unas hebras de plata

me pintará los cabellos

y alguna línea en el cuello

que tapará la corbata.

Aumentará mi codicia,

mis mañas y mis antojos

y me dará un par de anteojos

para sufrir las noticias.

La vejez... está a la vuelta de cualquier esquina,

allí, donde uno menos se imagina

se nos presenta por primera vez.

La vejez...

es la más dura de las dictaduras,

la grave ceremonia de clausura

de lo que fue la juventud alguna vez.

Con admirable destreza,

como el mejor artesano

le irá quitando a mis manos

toda su antigua firmeza

y asesorando al galeno,

me hará prohibir el cigarro

porque dirán que el catarro

viene ganando terreno.

Me inventará un par de excusas

para amenguar la impotencia,

"que vale más la experiencia

que pretensiones ilusas",

me llegará la bufanda,

las zapatillas de paño

y el reuma que año tras año

aumentará su demanda.

La vejez... es la antesala de lo inevitable,

el último camino transitable

ante la duda... ¿qué vendrá después?

La vejez... es todo el equipaje de mi vida,

dispuesto ante la puerta de salida

por la que no se puede ya volver.

A lo mejor, más que viejo

seré un anciano honorable,

tranquilo y lo más probable,

gran decidor de consejos

o a lo peor, por celosa

me apartará de la gente

y cortará lentamente

mis pobres, últimas rosas.

La vejez... está a la vuelta de cualquier esquina,

allí, donde uno menos se imagina

se nos presenta por primera vez.

La vejez... es la más dura de las dictaduras,

la grave ceremonia de clausura

de lo que fue la juventud alguna vez.

La música y el recuerdo de Cortez se queda como aquel primer día, cuando se jugaba el mundial de España y tuvimos la oportunidad de charlar, junto a otro colega, y abrir una amistad que la compartimos muchas veces.

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