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OPINIÓN | Carlos Jaico: La generación del Bicentenario: ¿qué tarea le espera a nuestra juventud?

Tenemos una juventud huérfana de líderes, pero que alza la mirada y construye su camino lejos de quienes defraudaron al país.

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28/02/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

¿Quién puso al Perú en esta situación?, me preguntaba un grupo de jóvenes, señalando los casos de corrupción de gran parte de la clase política. ¿Qué podemos hacer?, fue la segunda pregunta de una generación que reflexiona sobre su futuro.

José Ortega y Gasset, en su ensayo “El tema de nuestro tiempo”, explica la diferencia e interacción entre dos generaciones, que él califica, de viejos y jóvenes. “En las primeras, los nuevos jóvenes, solidarizados con los viejos, se supeditan a ellos: en la política, en la ciencia, en las artes siguen dirigiendo los ancianos. En las segundas, como no se trata de conservar y acumular, sino de arrumbar y sustituir, los viejos quedan barridos por los mozos. Son tiempos de jóvenes, edades de iniciación y beligerancia constructiva”.

Para Ortega y Gasset, si la nueva generación persiste en las ideas e instituciones pasadas, estaría solo sobreviviendo sin cambiar absolutamente nada. Sin embargo, como las nuevas generaciones obedecen a una realidad diferente, promueven un cambio de paradigma y se oponen a la generación anterior a la cual logran superar. ¿Qué nos pasó en el Perú?

La situación de la primera década de este siglo, obedecería a la “generación de viejos”. Los jóvenes que fueron, se solidarizaron con los viejos de la política, siguiendo modelos de corrupción y antivalores, útiles para ellos mas no para la siguiente generación. Al no haber existido una corriente crítica tangible, se instauró la generación política de la inepcia, del acomodo, adornada de verbo adormecedor y lapidario, constructora de sueños y utopías, generadora de irresponsabilidad. Esa generación saliente, tampoco supo reconocer que su final había llegado. Confundieron su ciclo de vida con la temporal circunstancia política. Sin valores que transmitir, obviaron formar nuevos liderazgos fomentando el caudillismo en quienes les rindieron pleitesía e imitaron sus malas artes.

Asimismo, llegan en esta década los “tiempos de jóvenes”, quienes hacen sentir su voz. Son ellos los que afirman la necesidad de restaurar los verdaderos valores de la política. Ardua tarea para una juventud huérfana de líderes, pero que alza la mirada y construye su camino lejos de quienes defraudaron al país. En su renuevo generacional, marcha, innova, emprende, se instruye y confirma, con la inteligencia de sus acciones, la beligerancia constructiva de Ortega y Gasset. Esta generación es hoy, la mejor fuente de vida y esperanza para un Perú del Bicentenario.