02/04/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Siddharth Sridhar, virólogo clínico en el departamento de Microbiología de la Universidad de Hong Kong, escribe para el New York Times, que esa ciudad de 7.5 millones no fue confinada con el Covid-19. Ello pese a su densidad demográfica.
Pero, con el supuesto del no tan ofensivo ómicron, tuvo en cuestión de semanas 3.7 millones de contagios locales y miles de fallecidos. El factor clave fue la falta de vacunación, más que nada entre la población de mayor edad de Hong Kong.
Esto por una feroz campaña anti vacunas en las redes sociales y debido a la política de “covid cero”, por la que hasta este año había habido muy pocos casos en las comunidades.
Hasta febrero de 2022 no se implantó medidas. Alrededor del 90% de los fallecidos en la quinta ola de Hong Kong no habían recibido las dos dosis de la vacuna.
Para una persona no vacunada, con más de 80 años, la tasa de letalidad en Hong Kong es enorme: el 12%. Esta tasa se reduce al 3 % para quienes han recibido dos dosis de cualquier vacuna contra la COVID-19, afirma el virólogo.
El sistema de salud ha sido precario y no dio para la demanda. Se pidió a muchos profesionales sanitarios que se aislaran, porque se contagiaban y exacerbaban el problema.
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Al menos se están poniendo antivirales a disposición de las personas vulnerables no vacunadas de las comunidades.
Hong Kong se está viendo obligada a abandonar una inútil estrategia de contención y a intentar mitigar los efectos más graves de la epidemia local.
Sin embargo, es demasiado tarde para las más de 4000 personas fallecidas, muchas de las cuales eran mayores que residían en centros de cuidados.
La falla, sin duda, ha sido la poca vacunación. La experiencia de la ciudad desmiente el relato simplista de la levedad de la ómicron.
Su gravedad es en gran medida contextual. Y, en el contexto de Hong Kong, la ómicron desató una tormenta perfecta y perversa.
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