OPINIÓN | Julio Schiappa: ¿mano dura o mano blanda?

¿Será el ingreso del premier Salvador del Solar la continuidad del proyecto reformista que 85% de la población respaldó con el Referéndum del 9 de diciembre?

Veamos errores políticos que pueden poner en muy rápido apuro al nuevo premier y al presidente.

Olvidar el discurso del referéndum y de las reformas, es como que un sacerdote ya no sepa rezar el Padre Nuestro, el mejor resumen de creencias conocido en la historia. Y el marketing político, la psicología social, son pródigos en ejemplos de lo que pasa cuando uno olvida su mensaje esencial. El posicionamiento expresa una percepción que la gente tiene sobre un líder o un producto. Si el premier no afirma ello, estamos cambiando el posicionamiento del gobierno. Nos quedamos sin Padre Nuestro.

Otro aspecto clave es presidir una causa. Alguna vez Genaro Delgado Parker dijo, refiriéndose al gremio de radio y televisión, amenazado por una intervención de Fujimori después de la toma de Canal 2 por sus trabajadores en 1997, “hay que tener una causa para ser alguien entre el público y para que el poder te respete”. Si la causa es producir cambios políticos y reformas, y dotar al país de una firme política de seguridad que elimine el peligro de nuestras vidas, hay que seguir el método del joven alcalde Forsyth. Ponerse chaleco, salir a la calle, unir voluntades y predicar su evangelio. Dedicar la exposición mediática y política del presidente y su premier a inaugurar obras mañana tarde y noche, es solo parte de la relación con los ciudadanos. Haría una gran diferencia demostrar un interés personal por la seguridad de las personas y familias, en medio de la candela de la acción policial como en la toma de Gamarra. Algo que los entornos siempre evitan por los riesgos que significan para un líder. Si no se toma riesgos, el pueblo no te ama o su amor al líder desaparece. El premier, conocedor de la condición humana como gran actor que es, sabe que esa “cercanía” es la diferencia radical entre el teatro y las demás formas de comunicación humana.

Negar la confrontación -lo ha hecho Salvador del Solar- cuando esta dotó de enorme respaldo al Gobierno que hasta hace poco encabezaron Martín Vizcarra y César Villanueva, es el más rápido camino al harakiri. Salvador llamó a la pax naranja. De inmediato los opositores han olvidado su retiro de Chincha y retomando estilo de Chunchos, han arrastrado al Congreso al correcto ministro de Justicia, Vicente Zeballos. La acusación: el acuerdo con Odebretch, que corresponde a la Fiscalía y no al Poder Ejecutivo. Arbitrariedad para la impunidad que los puede encaminar a negar la confianza al nuevo gabinete.

Mano dura, no mano blanda, como en algunos de sus papeles estelares es lo que le queda al nuevo premier.