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OPINIÓN | Rubén Quiroz Ávila: "Muro de carne, Cecilia Podestá"

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25/02/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Podestá es una de las activistas literarias más interesantes de las últimas generaciones peruanas. Dramaturga, actriz, directora, performera, poeta, editora y escritora de vocación imparable y muchas veces fluyendo de talento en tópicos provocadores. Cada incursión suya en los ámbitos correspondientes es un acontecimiento que vale la pena estar atento. Lo suyo es de una creatividad incendiaria, cuestionadora, reveladora en tanto su voz es rebelde, honesta e incansable. Ahora, con su Muro de carne, en bella edición artesanal de Máquina Purísima, muestra todo ese talento poético que la ha caracterizado y hecho de ella una figura necesaria para comprender lo que sucede con nuestra literatura última.

“Dentro de la casa que no existe más/ soy el padre/ el hijo/ el muro que los encierra a todos/ y del que aun comen los recuerdos/ en busca del olor a mañana cansadas/o del silencio de una bata de algodón/ paseando entre escaleras/ (p.13). Así el poemario es concebido como una minuciosa deconstrucción de la casa familiar con los habitantes allí dentro, conjugándose para una inútil, pero necesario intento de comprensión. Es que los familiares siempre son el grupo humano del cual uno está rodeado y muestra también nuestra propia procedencia, aunque no lo queramos después aceptar. Pero es nuestra tribu, la raíz de la cual hemos salido. Lo que Podestá describe es una pesadilla que la maravilla y perturba a la vez. Esa fascinación por los derrumbes, por las caídas del alma, hacen que el amor que pueda surgir no sea sino una forma de violencia. “Y yo/ que nací primero/ no era más que uno de los muros amargos/ y dentro/ también él/ un hijo vivo/ otro pequeño muro en su piel/ uno más pequeño que yo/ resumido en una masa de carne/ tiernamente envuelta en una manta”. (p. 23).

Bien lo sostiene Carlos Germán Belli sobre este libro, anexado como epílogo: “la frágil carne se transforma en morada, no efímera sino permanente, gracias a los versos de Cecilia, encarnados en un cabal hablante poético de estos días”. Acierta el maestro al concluir que la poética de Podestá habla desde una piel consciente, sensible a todo el universo de significados que el cuerpo está envuelto o más bien atravesado. Por eso, la poesía tiene en su propuesta una lectura militante, trasgresora y hermosa a la vez, desde el sereno martirio contemporáneo.