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En Familia | Claves para detectar trastornos alimenticios en jóvenes

Conoce cómo detectar si tu hijo padece desórdenes alimenticios. La obsesión por dietas estrictas y los comentarios negativos sobre su físico son señales de alarma.

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27/05/2021 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023

La pandemia repercutió de manera negativa en el estilo de vida de muchas familias, lo que provocó un aumento del sedentarismo e inadecuados hábitos de alimentación que afectan a niños, niñas y adolescentes. Según expertos, esta situación incluso disparó los casos de trastornos de conducta alimentaria (TCA).

Stephany Neglia, nutricionista de la Universidad César Vallejo, informó que los desórdenes alimenticios más comunes son la anorexia y la bulimia. Entre las primeras señales de alarma que manifiestan los menores que padecen estos problemas destacan la obsesión con la alimentación y cambios en su conducta.

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Obsesión con dietas restrictivas.

Atracones que desencadenan en vómitos provocados y un fuerte sentimiento de culpa.

Comer de madrugada y en grandes cantidades.

Realizar ejercicio físico de manera obsesiva e intensa.

Hacer comentarios negativos acerca de su físico.

Cambios de humor y aislamiento.

La especialista explicó que muchas veces los trastornos alimenticios responden a un factor psicológico que debe tratarse desde casa. “Los padres deben fomentar la autoestima de sus hijos para que descubran sus capacidades y limitaciones, las acepten y aprendan a sentirse bien consigo mismos”, recomendó.

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Consejos preventivos:

Enseñar la importancia de seguir hábitos de alimentación saludables. Esto ayudará a que sean conscientes de lo que significa una buena alimentación.

Establecer horarios de comida regulares. Lo niños deben ingerir cinco comidas diarias (desayuno, media mañana, almuerzo, media tarde y cena).

Evitar saltarse las comidas y no picotear entre horas.

La alimentación debe ser sana, equilibrada y variada que incluya todos los alimentos necesarios, con limitación de dulces y comida rápida.

Respetar las ocho horas de sueño.