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OPINIÓN | Dennis Falvy: El Julio Velarde japonés está asustado

Kuroda elegido en febrero del 2013, ha sido flexible monetariamente.

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presidente del Central Japonés BOJ Haruhiko Kuroda

01/12/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Desde Tokio y por Leika Kihara para Reuters, se muestra que el presidente del Central Japonés, BOJ, Haruhiko Kuroda, advirtió de las enormes dificultades y probables mayores desequilibrios financieros que podrían surgir en el sector bancario por el cada vez más profundo perjuicio económico generado por la pandemia del coronavirus.

Dijo que, gracias a una coordinación rápida e integral, los bancos centrales y los gobiernos de todo el mundo evitaron con éxito que el impacto económico causado por el Covid-19 desencadene una crisis financiera. Pero pese a que el tema de las vacunas, llenan los medios de comunicación con inusitado optimismo, el Gobernador del Boj, ni lo menciona.

Y es que dada la “considerable incertidumbre” sobre las perspectivas económicas, se deben mantener los programas de estímulo actuales, señaló en una conferencia virtual organizada por el Fondo Monetario y la Universidad de Tokio. Shinzo Abe, accedió al Gobierno en 2012, con la promesa de resolver los desequilibrios económicos y recuperar el milagro japonés. Aunque los resultados no han sido los esperados, Abe fue reelegido en dos ocasiones, en 2014 y 2017. Y, Japón sigue siendo la tercera economía mundial, pese a la deuda del 250% de su PBI, el envejecimiento poblacional, entre otras cuestiones sociales. Una serie de análisis explican la sobrevivencia hasta ahora de Japón.

Kuroda elegido en febrero del 2013, ha sido flexible monetariamente. Sus actuales temores se fundan en que logró capear un problema de efectivo, pero los análisis muestran que las empresas y las familias pueden enfrentar una caída en las ganancias y ello podría infligir un nuevo dolor al sector bancario.

Además, el exceso de deuda de los bancos ya desencadenó una recesión económica prolongada durante la crisis bancaria interna de Japón a finales de los años 90. Esto, reconoce Kuroda, se debe a los estímulos y el efectivo en mercados para amortiguar el impacto del COVID-19.

Pero ello no puede seguir así, señala. Debemos pararlo.