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OPINIÓN | Miguel Humberto Aguirre: “¿Cuánto perdimos?"

La pandemia, como vamos comprobando, no solo enfermó al mundo sino también, perder muchas razones de vida con respeto, honestidad, o compartir, simplemente con el de al lado

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violencia en las calles pese a pandemia

27/04/2021 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Se reúne un grupo de gente para ver lo sucedido ayer u hoy. Uno habla de haber perdido muchos amigos. Otro señalaba los millones que se quedaron en el camino, inesperadamente. Demasiados reconocen haber perdido la fe. Peligroso. Delicado. Alguien saca cifras, y algo nuevo. Muestra la gran cantidad de sucesos delictuales registrados en todos los países y en todos los idiomas. Aparece la violencia, a esa violencia que Gandhi tuvo como tema principal en su vida, y la que señalaba un recurso de los incompetentes.

En el dialogo, de aquellos analistas, no se olvidó la violencia contra la mujer manifestada, incluso, hasta en crímenes, olvidando el concepto de hogar. De familia.

No se puede olvidar el terror registrado, con muertes, de menores de edad, en manos de parientes o vecinos. Todo se ha vivido, con demasiada presencia, en este año y algo más: la honestidad, también se extravió de la ruta.

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Estafas, asaltos a empresas, bancos, son pan de cada día, como también el atraco a mujeres por un celular que, muchas veces, costó una vida.

El habitante de cualquier país, de América o Europa hoy, no tiene segura su existencia. Ni caminando por una calle, ni en algún lugar compartiendo una charla con un amigo. Ni en su propia casa. La pandemia, como vamos comprobando, no solo enfermó al mundo sino, también, perder muchas razones de vida con respetos, honestidad, o compartir, simplemente con el de al lado.

Los delincuentes, nacionales o importados, no respetan ni sexo ni edad. Sus víctimas son ancianos, jóvenes, mujeres, hombres o niños. Respetando la vida y llevándosela por delante. Un diálogo de entendidos, buscando las razones de lo sucedido, que hemos y seguimos experimentando. Y no se detiene. ¡Cuánto hemos perdido!

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