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OPINIÓN | Nicolás Lúcar: Venezuela: la hora del retorno

Es hora de que los jóvenes venezolanos vuelvan a su nación para pelear por el país con el que soñaron.

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05/02/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Tras 20 años en el gobierno, el régimen que fundó Hugo Chávez tambalea.

Llegado al poder en medio de una profunda crisis política, económica y moral, y tras haber tentado una frustrada rebelión militar, Hugo Chávez descubrió que el descontento de la sociedad venezolana era tan grande y el descrédito de los partidos políticos tan extendido, que ganar las elecciones era el camino más directo para llegar al poder. No había quién pudiera ganárselas.

Chávez llegó así al poder en olor de multitud y democráticamente. Aceptando y haciendo suyas las reglas de juego de un sistema al que cuestionaba.

Chávez instauró un gobierno populista. Socialismo del siglo 21 le llamó. Navegando en petrodólares, el principal ingreso del país, invirtió en aquello que sus antecesores habían olvidado. La educación pública recibió fortunas que le dieron acceso a una formación de calidad a millones de niños y jóvenes venezolanos. Muchos de ellos recorren hoy el mundo con profesiones que no les sirven de nada en su propio país, porque no hay empleo suficiente o el que hay es pésimamente remunerado.

La salud pública fue revolucionada dando servicios de calidad al alcance de todos.

La vivienda digna se convirtió en una realidad para más de 2 millones de venezolanos que hasta entonces habían sobrevivido en las peores condiciones.

Miles de millones de dólares fueron gastados (iba a escribir “invertidos”, pero me arrepentí) en programas sociales donde se dio subsidios a todos. Niños, ancianos, discapacitados, mujeres solas... todo mundo tenía acceso a subsidios estatales.

El detalle es que toda esta fantasía se construyó sobre el supuesto de súper utilidades provenientes del petróleo, que como todo en la vida llegó a su fin.

Los recursos no se utilizaron en diversificar la economía, en crear nuevas fuentes de ingresos alternativas al petróleo. Es más, ni siquiera se invirtió en desarrollar la propia industria del petróleo y en modernizarla.

Cuando los precios del petróleo se vinieron abajo, se acabó la ilusión.

La economía se desmoronó.

Es verdad que a eso se debe sumar el agresivo bloqueo de los políticos norteamericanos, desesperados por esta especie de Cuba millonaria que financiaba campañas electorales en el continente sudamericano.

Pero la tragedia económica de Venezuela tiene un solo y principal responsable. Después de haber gobernado 20 años no puedes culpar a otros de tus propias carencias.

El derrumbe económico provocó una catástrofe social. En Venezuela los trabajadores ganan en promedio 7 dólares al mes y no se encuentran los más elementales productos para la alimentación, el aseo y la salud.

Este derrumbe económico debió ir de la mano con el fin del régimen chavista y la apertura de un proceso de recambio político. Si este no ha ocurrido ha sido por la ineptitud de la oposición para actuar como una sola fuerza y ofrecer una sola alternativa a los ciudadanos y por la torpeza de la política exterior norteamericana que, como siempre, termina favoreciendo a sus enemigos.

(A todo esto hay que sumarle el hecho de que un sector de la sociedad venezolana fue beneficiado por Hugo Chávez. Hay millones de venezolanos que vivieron un cambio real en sus existencias y que tiene por ello un compromiso con el chavismo. Son ellos los que salen a la calle a defender a Maduro, por indefendible que parezca, y es a ellos a los que hay que tomar en cuenta también a la hora de buscar las soluciones a la crisis política en Venezuela.)

Lo que vino después fue la diáspora, millones de venezolanos, sobre todo jóvenes, que deberían estar en las calles de Caracas peleando por una vida digna y un cambio en Venezuela, deambulan como fantasmas por Sudamérica.

Este capítulo debe terminar y debe terminar ya.

Solo en el Perú tenemos más 700 mil venezolanos a los que no tenemos mucho que ofrecer. Porque tenemos nuestros propios y grandes problemas por resolver.

Martín Vizcarra dijo en algún momento en una entrevista que con gran esfuerzo podríamos absorber a 200 mil venezolanos. Yo tengo serias dudas si eso lo podemos hacer.

Es por ello que uno solo debe ser nuestro mensaje a los cientos de miles de jóvenes venezolanos que están acá, viviendo mal, trabajando de cualquier cosa. Esos jóvenes que ahora están empezando a tener conflictos con quienes los acogimos con agradecimiento y solidaridad, pero que no estamos en condiciones de arreglar sus vidas sin afectar las nuestras.

Un solo mensaje: llegó la hora del retorno, vuelvan a Venezuela a pelear por el país con el que soñaron.