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OPINIÓN | Roberto Rodríguez Rabanal: nuevos vientos en la Iglesia Católica

El padre Carlos Castillo es el nuevo Arzobispo de Lima y con su llegada se espera grandes cambios en el sistema de la Iglesia.

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04/02/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Un año después de la visita del papa Francisco al Perú, se están procesando importantes cambios al interior de la Iglesia Católica, una de las instituciones más relevantes en nuestro país.

El padre Carlos Castillo fue nombrado hace pocos días como nuevo Arzobispo de Lima en reemplazo de Juan Luis Cipriani y la diferencia es notoria entre ambos. El padre Carlos combina humildad, sabiduría, bondad y sensibilidad social, valores construidos durante su vida como laico y durante 34 años como sacerdote diocesano.

Doctor en Teología y profesor principal de la Pontificia Universidad Católica del Perú; integró la Unión Nacional de Estudiantes Católicos, donde conoció al padre Gustavo Gutiérrez; y es sociólogo sanmarquino.

Su elección es un mensaje de cambio y va a propiciar significativas transformaciones en la Iglesia Católica de nuestro país, y en el caso de Lima tiene las mejores posibilidades de articular esfuerzos con las diócesis de Lurín, Carabayllo y Chosica.

Por su parte, el nuevo cardenal Pedro Barreto, de Huancayo, acaba de afirmar que tenemos que cambiar este sistema, este sistema no tiene rostro humano, no representa a los seres humanos sino a intereses de grupo, este sistema no representa la dignidad humana.

No es casual, entonces, que Aldo Mariátegui haya dicho que Cipriani es un tipazo y critica que el Papa haya nombrado en su lugar a un simple curita; agregando que, al ser un sociólogo de San Marcos... rojazo es. Más allá de las adjetivaciones hepáticas, se evidencia que el conservadurismo derechista siente que ha perdido a uno de sus voceros más activos en política, incluyendo los diálogos -o monólogos- a través de un programa radial sabatino.

He conversado con numerosas personas de distinta condición social, económica y región, creyentes o no, católicos y de otros credos religiosos; e indudablemente que el nuevo arzobispo de Lima, Carlos Castillo; y el cardenal Pedro Barreto, han generado una gran expectativa.

Con renovada fe, expreso mi beneplácito por el rol de mi colega, el arzobispo Carlos Castillo, a quien conocí en mis años de estudiante durante el inicio de la dictadura militar de Morales Bermúdez -en pleno estado de emergencia y toque de queda-; y del cardenal Pedro Barreto, con quien interactué en las reuniones del Acuerdo Nacional cuando participaba como representante de los Colegios Profesionales del Perú y coincidimos en la necesidad de luchar firmemente contra la corrupción. A ambos les digo: ¡alas y buen viento!