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OPINIÓN | Roberto Rodríguez Rabanal: "Unión con solidaridad ante la emergencia nacional"

"La crisis involucra al sistema de salud, cuyo magro presupuesto no alcanza, máxime si no se trata solo del coronavirus, sino del ataque feroz del dengue y la tuberculosis."

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17/03/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

La declaratoria de emergencia nacional es una medida acertada ante el avance del coronavirus, pero necesita estar acompañada de otras decisiones, especialmente a favor del 73% del sector informal (baja de tasas de interés para PYMEs, bonos extraordinarios), del cual forman parte los 7 millones que no tienen agua, adultos mayores, niños y personas con discapacidad.

La ministra de Trabajo dijo recientemente que “el empleador evaluará, si es que (el coronavirus) presenta niveles preocupantes en el número de afectados, suspender la relación laboral”, lo que generó un notorio rechazo. Yendo más allá de las normas, Cineplanet dejó en la calle a centenares de trabajadores y Backus obliga a que asistan para fabricar cerveza. En varias empresas ocurre algo similar, ante lo cual el ministro de Justicia se vio obligado a enmendarle la plana a la de Trabajo.

Latam-LanChile abusa de su posición de dominio de nuestros cielos, cuadriplicando los pasajes o cancelando abruptamente vuelos. Las farmacias, en su gran mayoría del multimillonario Carlos Rodríguez-Pastor, elevaron los precios del alcohol, gel para manos y mascarillas. Y la especulación con los productos básicos revela que los mercantilistas conciben a la economía como más importante que la salud y la vida de las personas.

La unidad nacional planteada por el gobierno debe estar indisolublemente ligada a la solidaridad. “Cuando llueve todos nos mojamos”, reza un conocido refrán, pero los señorones de la KONFIEP se sienten dueños de los trabajadores, y en cuanto a los campamentos mineros, su presidenta manifiesta que “la actividad minera no puede parar”. Y las “grandes” señoras que viven en Las Casuarinas y lugares similares exigen prepotentemente a las trabajadoras del hogar “que vayan a cocinar”.

Lo manifestado expresa la crisis del ultraliberalismo, el que presiona para que la Sunafil (Ministerio de Trabajo) e Indecopi tengan un rol decorativo, funcional a sus intereses y a la ideología que endiosa al “mercado libre”, que es sinónimo de imposición monopólica/ oligopólica.

La crisis involucra al sistema de salud, cuyo magro presupuesto no alcanza, máxime si no se trata solo del coronavirus, sino del ataque feroz del dengue y la tuberculosis.; y a las clínicas/seguros privados poco les importa la gente, anteponiendo el lucro, al igual que en el sector Educación.

Unión nacional y solidaridad sin discriminación debe ser el camino para afrontar la emergencia, salvaguardando la salud mental y previniendo la violencia familiar y sexual. El Estado debe asumir el liderazgo; la empresa privada, colaborar y no “pescar a río revuelto”; y a la ciudadanía nos toca organizarnos y ser responsables; alertando que el costo de la probable recesión no puede ser cargado a las grandes mayorías. Tema de fondo que no hay que perder de vista.