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OPINIÓN | Roberto Rodríguez Rabanal: ya no más

Debemos sentir orgullo por el gran logro de Susan Ochoa, pero también debemos gritar "Ya no más" a los abusos contra la mujer.

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05/03/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Que una peruana haya ganado dos premios muy importantes en el difícil Festival de Viña del Mar es motivo de orgullo nacional; Susan Ochoa lo consiguió con una gran interpretación y una canción cuya letra tiene un hondo contenido humano, referido a la problemática de la violencia contra la mujer y la superación femenina, titulada Ya no más.

Casi ha coincidido con el 8 de marzo, fecha de conmemoración -no de celebración- del Día Internacional de la Mujer, en un contexto en que en dos meses se han registrado 26 feminicidios en el Perú, y en lugar de debatir las leyes que puedan agravar las penas de violencia y acoso, la mayoría de congresistas faltaron a tres sesiones conjuntas de las comisiones de la Mujer y de Justicia convocadas para la segunda quincena de febrero.

Históricamente la mujer ha sido relegada en nuestra patria; muestra de ello es que recién ejerció el derecho al sufragio en 1956, o sea, 135 años después de la Independencia. La cultura patriarcal estableció una jerarquización que, aunada a las hondas brechas en cuanto a las clases sociales, acentuó la discriminación de las mujeres, las que fueron minimizadas y presentadas como acompañantes -sin perfil propio- de los líderes o héroes.

Debe llamar la atención que la primera organización que podemos calificar de feminista surgió en 1914, denominada Evolución femenina, fundada por María Jesús Alvarado, consiguiendo poner en la agenda pública -aunque de un modo incipiente- temas como el derecho al voto y a la educación.

En pleno siglo XXI siguen habiendo notorias diferencias salariales entre hombres y mujeres, sobre todo en ciudades intermedias y zonas rurales; el analfabetismo está concentrado en un 75% en las mujeres; ahora no hay ninguna gobernadora regional y el número de alcaldesas es ínfimo.

Se acentúa la violencia hacia la mujer -psicológica, sexual y asesinatos- lo que se explica por el predominio de una cultura que considera a la mujer como propiedad privada, con la cual se puede hacer lo que venga en gana. Lo paradójico es que, existiendo esta situación de discriminación y ejercicio autoritario del poder hacia las mujeres, cuando se plantea el enfoque de igualdad de género, respondiendo a la necesaria igualdad de derechos y oportunidades respecto a los hombres, congresistas fujimoristas, caso de Tamar Arimborgo, le cuestionan sin mayor argumento.

Tergiversa el contenido del mencionado enfoque, tildándole de ideología de género; lo que no es tal pues se trata de un asunto de derechos; aunque tal afirmación termina siendo un boomerang para los fundamentalistas, pues al llevar el tema al plano ideológico, se evidencia que -valga la redundancia- la verdadera ideología de género es el machismo que tratan de negar como manifestación de la cultura patriarcal y autoritaria.

El 8 de marzo será la conmemoración ciudadana de la gesta internacional por la emancipación de la mujer iniciada hace más de un siglo por la alemana Clara Zetkin; y diremos a toda voz Ya no más.