25/06/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Es por ello que magníficas propuestas como la de Morales Saravia, un maestro de la poesía como herramienta cognitiva, forman parte de lo mejor, de la belleza de la palabra extremada, domeñada. Cactáceas (1979) es un hito de la línea transbarroca y Océanidas (2005), el éxtasis.
Este modo de romancero medieval tiene el coqueteo alegre y amoroso de sus modelos originarios. El lenguaje ha sido visionado en octosílabos, cual clave capaz de detener la fugacidad, de aprehenderla, aunque, sabemos, vanamente. La métrica demuestra la destreza hábilmente tejida por este poeta virtuoso: “Heme preso en la tristeza,/ buena presa a la esperanza:/a la vega de la oruga/ donde pace gorda, ahíta/tras el hipo, tras regüeldo”. Este tipo de poesía demuele el facilismo conversacional o las que se regodean de sentimentalismos o aquellas que fingen reflexionar y poetizar sobre la violencia. Morales ha vuelto a dar un paso más allá y se ubica en ineludible para entender nuestra poesía.
