OPINIÓN | Víctor López: "Literatura universal y política nacional"

Como no asociar algunas novelas representativas de Franz Kafka (“La metamorfosis, El proceso, El castillo”) que devienen en una fusión de elementos realistas y fantásticos, hasta definirse como una especie de filosofía del absurdo, con lo que viene ocurriendo en la política nacional, donde los malos hacen de buenos, los incorrectos son los correctos, los villanos aparecen decentes, la cobardía se viste de heroísmo, las minorías organizadas imponen su dictadura a las mayorías desorganizadas. Donde se impone la tramitología burocrática, el papeleo y los horarios, por sobre la historia, las ideas, las propuestas; para sacar del juego democrático a los adversarios convertidos en enemigos. O la brutalidad psicológica de engañar a la población con el relato de la vacuna. Vivimos una “realidad kafkiana” con el perdón del escritor.

Como no recordar a Dante Alighieri, el “poeta supremo”, (“La Divina Comedia, Vita nuova, Convivio”) cuando la práctica política y gubernamental se ha transformado en los últimos tiempos, sobre todo en los años recientes, en una larga y dura travesía por los diversos círculos del Infierno (contaminados y fallecidos, desocupados y hambrientos), sin llegar aún al Purgatorio que en nuestro caso sería equivalente siquiera a enfrentar con éxito la crisis sanitaria (que pasa por la vacuna) económica y social; ni siquiera al Cielo del desarrollo económico y progreso social, modernidad política y modernización gubernamental. Teniendo recursos suficientes disponibles, el presidente anterior hizo la peor gestión pública de la región y el mundo, que continúa su defensor, el actual mandatario; pues su régimen inepto y corrupto no compro de manera adecuada y oportuna los elementos básicos para defender la vida de la población, como camas UCI, oxígeno, insumos, medicinas.

Cómo no sentir la presencia de William Shakespeare (“Hamlet, Otelo, Macbeth, El Rey Lear, Romeo y Julieta”) en la simbiosis imperfecta de comedia, drama y tragedia en que se ha convertido la política nacional donde encontramos todos los ingredientes de su literatura. Analfabetos e incapaces, inmorales y corruptos, pillos y bandidos, ayayeros y traidores, golpistas y victimarios, se disfrazan y transforman para ocupar curules y llegar a palacio; montados en caballos ajenos, prestados, alquilados o vendidos. Sin ideas e ideales, sin principios ni valores, sin ética ni moral, sin lineamientos políticos ni propuesta programática, sin organización ni conducción y sin conocimientos ni experiencia.

En este escenario degradado y desolador, de inseguridad e incertidumbre, aparece la obra magna de don Miguel de Cervantes (“El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, La Galatea, Novelas ejemplares”) llamado “el príncipe de los ingenios”, para recordarnos que es posible sintetizar realidad con posibilidad, alegría con tristeza; que somos un país de “realismo mágico” (GGM), donde lo posible es imposible y lo imposible posible.

Los caviares, morados y rojos vienen maquinando la gestión pública y las elecciones para favorecer a sus candidatos y eliminar a sus contendores. Tienen el poder del Estado, los medios de comunicación, las ONG, los organismos internacionales y los mecenas globales. Son los “molinos de viento” que enfrentamos. Y que hay que vencer. Para evitar la “venezolanización” del país.

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