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Hermano de 'El Jaguar' le rinde tributo contando sobre su vida

"No hay cadete que aguante a los soplones; pero en este día me importa bien poco. Voy a ser soplón y lo voy a contar", inicia su homenaje.

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Homenaje el jaguar

30/05/2021 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023

Un momento épico de la película 'La ciudad y los perros', la historia que cuenta la vida de un grupo de estudiantes de una escuela militar en Lima, era cuando 'Jaguar' es enfrentado por todos los cadetes y le gritan: soplón. Así, Daniel Ochoa, hermano del actor Juan Manuel Ochoa, fallecido el viernes, inicia su recuerdo en las redes.

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“No hay cadete que aguante a los soplones; pero en este día me importa bien poco. Voy a ser soplón y lo voy a contar. Él es mi hermano. Por supuesto que tenía todos los defectos del mundo, él sabía experimentar y se metía en líos con un talento vocacional. Era socarrón, sinvergüenza, y tragaldabas. Y también era muy noble a despecho de la fama que le precedía: el malo”, inicia su relato.

Daniel Ochoa lo recuerda como un lector voraz y empedernido, y “en buena cuenta a eso le debo mi profesión”. Además, continúa, “nos tenía enfermos con su fanatismo a Joaquín Sabina, y disfrutaba tocándole a la guitarra pésimo y asincopado pero con mucha convicción”. Amaba la cocina, y preparaba deliciosos desastres y siempre estaba dispuesto a convidar a los valientes, y en sus anécdotas en las sobremesas podrían hacerse nuevas películas.

“Por su lado oscuro también transitaron algunos eventos y personas. Muy impaciente y bastante insoportable en sus malos ratos, cuando se pasaba de copas o de tiros. Era incontrolable, déspota y escandaloso, era todo un Jaguar”, añade.

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“Lo quería mucho y también me encolerizaba porque siempre encoleriza la tenacidad del que persiste en destruirse cuando se tiene semejante talento. Un mal día entonces un cáncer tirado de los pelos, improbable y ridículo asomó por su garganta; desde entonces no volvió a ser el mismo. Por fuera, es indestructible, el malo legendario y tengo la convicción que nadie podrá quitarle ese lugar. No hay otro como él, ni lo habrá: en la ciudad de los perros solo hay espacio para un Jaguar”, concluye.