31/10/2020 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023
Muchos piensan que el vals peruano fue una derivación de aquel vals vienés que a mediados del siglo XIX era muy popular en Europa. Pues no, nuestra música criolla ha recogido diversas expresiones culturales como la jota y la zarzuela española, e incluso de los descendientes afroamericanos que aportaron en su melodía.
Eso sí, como mencionó hace muchos años el compositor Manuel Acosta Ojeda, hubo un mestizaje nacido de las clases populares que recogieron a su modo esas melodías que las personas acomodadas acostumbraban oír en grandes salones.
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Como muchos de esos nacientes cultores no tenían grandes salones para bailar, adaptaron la música para ser bailada en lugares más pequeños como los callejones.
Los afrodescendientes aportaron con su zamacueca, pero en el norte ya se escuchaba el tondero. La música criolla, netamente costeña comenzó a tomar forma. Por 1900, ya era muy popular y algún “muchachito de bien” se le veía disfrutar al ritmo de los valses. Por 1930, pese a que el bolero y el tango era la música permitida, se logró que los primeros cantantes ofrezcan su arte en la naciente radio.
El impulso de Felipe Pinglo (con “El Plebeyo”) y otros compositores, marcó que en 1950 ya fuera escuchada por las clases altas. Con la llegada de la televisión (1958), la música criolla ganó un lugar, mientras proliferaban los centros musicales y reuniones de barrio.
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Tras su boom en los 70, hasta fines del siglo pasado las peñas musicales eran el lugar donde se cultivaba esta música. Hasta hoy se escucha en radio la música criolla, y el internet ha sido su refugio. Hoy Día de la Canción Criolla, ni la pandemia dejará que se escuchen estas tonadas, incluso en conciertos virtuales.
