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Una historia de emprendimiento

María Páucar es una de las muchas mujeres del Perú que sale adelante con esfuerzo y valentía.

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08/03/2019 / Exitosa Noticias / Edic. impresa / Actualizado al 09/01/2023

Escribe: Esther Capuñay

María Páucar lleva un impecable mandil blanco, un gorro para evitar que el cabello caiga en sus productos y mucha voluntad para servir a sus clientes los apetitosos desayunos que vende desde las 6 de la mañana en la esquina de las avenidas Guardia Civil y El Sol en Chorrillos.

La historia de empuje y emprendimiento de María, madre soltera y con dos hijos menores, es como la de muchas mujeres en el Perú que se dieron cuenta a tiempo que no necesitan de un hombre al costado para salir adelante. Como decía una gran escritora inglesa de mediados del siglo XVIII, “las mujeres no deseamos tener más poder sobre los hombres, sino más poder sobre nosotras mismas”.

Hoy es el día de las mujeres. En todo el mundo, un día como hoy 8 de marzo, la humanidad conmemora el Día Internacional de la Mujer por acuerdo adoptado en la Organización de las Naciones Unidas en 1975.

Estoy convencida de que la mejor forma de luchar contra el machismo, la violencia y la pobreza en general, es empezando a desarrollar en nosotras mismas el amor propio, el creérsela y luchar por nuestros sueños. El día que una mujer empiece a tener sentido del amor propio y respeto a sí misma, ese día se dará cuenta que no puede existir más maltrato que el que ella misma permita y eso lo conoce al detalle María Páucar, la ayacuchana de pura cepa y coraje que decidió hace 5 años separarse del agresor y padre de sus hijos.

El día que la mujer crea en sus sueños y tenga confianza en sí misma, ese día se dará cuenta que su felicidad no depende de un hombre, sino de realizarse y luchar por sus metas personales.

El mundo nos muestra el ejemplo de mujeres que no han ido a una universidad, no tienen un título, ni grandes estudios, pero han salido adelante porque se dieron cuenta que el mejor de los amores, es el amor propio, que es la base del respeto. Esas mujeres se dieron cuenta que no tenían que soportar relaciones tóxicas, ni vivir en dependencia emocional. Ellas, a punta de voluntad y experiencia, desarrollaron su capacidad y emprendieron. Generan su propia riqueza. Saben que no han nacido para vivir en la cocina y que pueden sacar adelante a sus hijos sin esperar dádivas.

En un mural, muy cerca al puesto callejero del trabajo de María, seguro escrito por jóvenes poetas, se leía un poderoso mensaje con el que quiero cerrar este espacio: “mujer, ni sumisa ni devota, te quiero libre, linda y loca”.