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OPINIÓN | Chinn De La Cruz: "Marianne es la esposa del demonio"

"Con tiempos bien pensados, movimientos de cámara, efectos de sonido y acciones protagónicas, hay escenas que nos dejan, realmente, con los pelos de punta".

edgar
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01/04/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Sorprende con gran satisfacción la devoción que escritores, guionistas y directores le tienen a Edgar Allan Poe, 'El clínico del terror'. Su obra ha inspirado diversos productos culturales, entre ellos, la serie Marianne (2019), disponible en Netflix.

Emma Larsimon, la protagonista, es una joven escritora cuyo personaje principal de sus libros, Marianne, es una bruja que se apodera del cuerpo de otras personas y comete actos horrendos. Para ello, Emma crea a Lizzie Larck, la antagónica en sus libros, con la finalidad de matar a Marianne.

Sin embargo, sus esfuerzos no son suficientes, porque la bruja existe reencarnada en el cuerpo de la señora Daugeron, y vive en Elden, el pueblo natal de la escritora, lugar en donde empezarán a ocurrir una serie de tragedias con sus padres y amigos de ella.

La serie transcurre como si leyéramos el libro de Emma y pasáramos de la ficción a la realidad. Con muchas escenas de sangre, Marianne da más asco que miedo, pero eso no le quita calidad al guion.

Con tiempos bien pensados, movimientos de cámara, efectos de sonido y acciones protagónicas, hay escenas que nos dejan, realmente, con los pelos de punta -sobre todo aquellas en donde se invoca a Marianne y empieza a dominar los cuerpos de los personajes-.

En medio de lo surreal y lo fantástico, la serie también nos aproxima al onirismo, a través de sueños que nos confunden y nos hacen dudar de lo que vemos; y nos bombardea de puertas que funcionan como vasos comunicantes para las apariciones más sórdidas de Marianne.

Dos recomendaciones para apreciar mejor la serie: presten atención a las escenas, canciones y frases sobre Marianne. Construir el personaje desde nuestra perspectiva es y será la clave si queremos disfrutar de esta y una eventual segunda temporada, porque todo está conectado.