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OPINIÓN | Julio Schiappa: Negociar, negociar, negociar

Siempre, aún en las situaciones más extremas, se recurre a negociar. Siempre llega el momento de la negociación.

nef0po
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18/09/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Esta semana se juega a los dados una salida a la situación de crisis generada por los grupos políticos contra las causas que encabeza el presidente Vizcarra con enorme respaldo popular. He aquí algunas ideas en clave de solución, para bien del país.

La confrontación política juega un papel, claro que sí. Y de ella se derivan los juicios de la ciudadanía que van resolviendo esas diferencias que enfrentan a gobierno y oposición.

Pero esa confrontación tiene un límite, un marco, un escenario más allá del cual no resuelve nada.

Porque tu antagonista, tu adversario, tu enemigo, tu otro... no va a desaparecer.

Ese otro diferente al que te enfrentas con toda tu alma y que crees es el culpable de todos los males... ese otro seguramente no es una especie en extinción.

Por el contrario: ese otro seguirá representando a una parte de la sociedad.

Entonces hay que negociar para resolver las diferencias.

Tarde o temprano hay que negociar.

Y quien cree que la política es solo confrontación, pues no lo sabe, pero va a toda velocidad hacia el abismo. Ese sí que puede estarse condenando a desaparecer.

La capacidad de negociación es la principal virtud del líder político

Escribí 'la principal virtud' sabiendo que es una afirmación polémica.

¿Se puede negociar con todos?

Algunas objeciones nos son familiares.

Que no, 'que en mi región no se puede negociar', 'que hay gente con la que no se puede negociar', 'con este gobierno es imposible negociar', 'con estos radicales no hay quien negocie'.

Falso. No hay situaciones en las que no se pueda negociar. Eso suele encubrir la incapacidad negociadora de muchos. O el temor a negociar.

Se negocia en las huelgas más duras.

Se negocia en las guerras.

Se negocia en las dictaduras.

Se negocia en las revoluciones armadas.

Se negocia en la toma de rehenes.

Siempre, aún en las situaciones más extremas, se recurre a negociar. Siempre llega el momento de la negociación. Y cuando los protagonistas no lo perciben, entonces el final es trágico.

Negocia con tu enemigo. Con tu enemigo, sí. Con el que está en tus antípodas. Con el que representa tu contracara, tu sombra, la suma de todos tus rechazos.

La política no es un juego de todo o nada.

No se trata de ganarlo todo o de perderlo todo para siempre.

Nadie saldrá ganando si dos enemigos políticos avanzan uno contra el otro, frontalmente y hasta el final. Si los dos se enfrentan con lógica de guerra hasta las últimas consecuencias, pues ninguno de los dos proyectos políticos quedará en pie. Ambos serán apenas un montón de escombros y tu sociedad habrá retrocedido dolorosamente en el camino de las soluciones.

Negociar es como la vida y la muerte, siempre hay que enfrentarlas. Gobierno y oposición deben negociar.