OPINIÓN | Víctor López García: "Elecciones, posiciones, predicciones, lecciones"

Estas elecciones han estado plagadas de preocupantes irregularidades, por decir lo menos, que han motivado la sospecha razonable de reconocidos personajes que estiman que hay una suerte de alineamiento de diversos factores de poder (integrados por caviares, rojos y morados) que ocupan posiciones prominentes en ámbitos gubernamentales, medios de comunicación, oenegés y organismos internacionales, que convergen en ayudar de diversas maneras implícitas y/o explícitas a que las candidaturas de sus simpatías puedan estar en las mejores condiciones de ganar los comicios. Para ello, dejaron fuera de juego algunas opciones peligrosas para sus intereses y a otras las descalificaron.

El objetivo fundamental de la convergencia de factores de poder marxistas es la de continuar usufructuando del Estado ocupando importantes cargos gubernamentales como lo vienen haciendo en forma continuada desde hace tres décadas con los diversos presidentes, sin excepción. Sobre todo, en algunos ámbitos que son ya de su “propiedad exclusiva y absoluta”, como los ministerios de inclusión social, salud, educación, cultura, ambiente (incluso interior y defensa). Y las millonarias consultorías en todo el ámbito público. Además de las entidades jurídicas y judiciales que también controlan, favoreciendo a sus aliados y perjudicando a sus enemigos. Esta vez, como otras, se trata de “capturar todo el poder” como sea.

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Según las encuestas que en su mayoría manejan, los resultados podrían ser muy apretados entre un contingente de seis candidatos que se encontrarían separados tan solo por un “error estadístico menor”; de tal modo que cualquiera podría ser. Por un lado, se trataría de tres candidaturas de centro derecha, dos bastante antagónicas y una permeable a los intereses de los comunistas que integran la entente hegemónica, quienes han hecho todos los esfuerzos posibles por evitarlo. Por otro lado, se trataría también de otras tres que igualmente de centro izquierda, una encubierta (con el logo de un partido histórico), otra electoralmente moderada (aunque chavista) y otra abiertamente radical (vinculada al Movadef); que gozan del apoyo de la concertación marxista comunista que maneja los hilos del poder.

Todo puede pasar. Desde una baja asistencia por el justificado miedo a contagiarse. Tanto Vizcarra como su continuador Sagasti prometieron inocular a los miembros de mesa y no cumplieron; tampoco a la población. Ineptos, inmorales, indiferentes. No han podido adquirir lo indispensable, vacunas, camas UCI, respiradores. La población está más preocupada por su salud y por su trabajo, que por las elecciones. Además, hay tantas candidaturas (sin aptitud, ni actitud) que les resulta difícil distinguir bien. Quedarán fuera varios partidos, que no son reales. El desafío está pendiente, hacer instituciones políticas que no tenemos. Ni líderes genuinos, que carecemos. Sin ellos, no tendremos un sistema político democrático. Ojalá NO ganen los extremos.

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