OPINIÓN | Víctor López García: Venezuela es el espejo

Uno de los debates de las izquierdas era respecto a la estrategia para tomar el poder. Algunos planteaban la vía armada a través de movimientos revolucionarios y la constitución de un ejército popular. Lo consiguieron en Cuba (1959), aunque no como marxistas leninistas o comunistas socialistas.Eso vino después. Otros sustentaban la vía electoral, a partir de partidos con liderazgos carismáticos para ganar el voto popular. Así lograron imponer a Salvador Allende en Chile (1970) como el primer presidente socialista del continente.

Los rojos del mundo nunca creyeron en la democracia liberal ni en las instituciones republicanas. Ninguna experiencia gubernamental fue democrática en los países socialistas. Desde la -desaparecida- Unión Soviética (donde los bolcheviques liderados por Lenin y Trotski desplazaron a la fuerza a los mencheviques); hasta las naciones de Europa Oriental invadidas por el triunfante Ejército Rojo. El comunismo siempre se instauró a través de la fuerza (“la violencia como partera de la historia”).Desde llegar hasta mantenerse. Siempre con el control absoluto de las fuerzas armadas y la policía que fueron el sostén de los regímenes totalitarios. Igual ocurrió con el “otro” comunismo chino. También Mao se hizo del poder por la fuerza y se mantuvo de la misma forma hasta ahora. En una mezcla original y rara de economía capitalista y política comunista.

Es a fines del Siglo XX hasta el presente, que las izquierdas latinoamericanas de toda laya, con algunas excepciones (como en todo), han optado más por las elecciones que por las armas (solo las FARC y el ELN en Colombia). Así ganaron en Brasil, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Bolivia, Ecuador y otros países. Han aprendido a utilizar algunos mecanismos legales e ilegales para continuar en el poder; como ocurrió con Correa (Ecuador), sucede ahora con Evo (Bolivia) y la máxima expresión Venezuela con Chávez y Maduro perpetrando la Patria de Bolívar. La última elección el año pasado fue un fraude escandaloso para mantenerse en el poder. Ningún país democrático del mundo reconoció este esperpento. Por eso es que la Comunidad Internacional desconoce ese mandato; para reconocer más bien a Guaidó, en tanto presidente de la Asamblea Nacional, elegida democráticamente, como el presidente encargado.

Como sus camaradas del mundo, los rojos y caviares peruanos, siempre compartieron las ideas centrales de sus referentes moscovitas, pekineses, cubanos y ahora venezolanos, a quienes defienden de todas las formas; con algunas escasas y dignas excepciones.

El régimen de Chávez y Maduro es dictatorial, tiránico y totalitario. No hay libertad ni democracia. Es tremendamente corrupto y criminal. Han destrozado al país. Han emigrado más de cinco millones de personas y las cifras seguirán creciendo. Y ese mismo esquema económico, social y político que admiran y simpatizan las izquierdas cholas, es el que quieren instaurar si logran ganar las elecciones próximas. Estamos avisados.