20/12/2021 / Exitosa Noticias / Cultural / Actualizado al 09/01/2023
Máxima Acuña, la mujer que entabló una lucha legal contra la empresa Yanacocha por defender sus tierras en Cajamarca, da su testimonio de vida en el libro “Máxima Acuña. La voz de la tierra” de la autora Magdalena Suárez Pomar.
Acuña, la mujer cajamarquina es un referente para aquellos comuneros que sin ningún interés político o económico confrontan a los más poderosos en defensa de la tierra, del agua y de la naturaleza misma.
También puedes leer: Retratan al río Rímac y los arenales en muestra gratuita de videoarte
La autora, egresada de Literatura de la Universidad Nacional Federico Villarreal, escribe el atestado de Máxima, logrando así cruzar un puente desde la oralidad al mundo letrado.
El día de ayer se presentó dicho testimonio, la autora estuvo acompañada de Máxima Acuña y de la excongresista Rocío Silva Santisteban en la Feria del Libro “Ciudad con Cultura” realizada en el distrito de San Isidro.
“Máxima Acuña. La voz de la tierra” registra varios episodios relevantes de la vida de la protagonista contados por ella misma. Se encuentran estructurados en siete momentos: “Mis primeros años en Amarcucho”, “La formación de mi familia”, “Mi vida en Tragadero Grande”, “Mi lucha contra la minera”, “¿Qué es la política para mí?”, “Mi Premio Goldman por mi lucha por la tierra” y “Mi vida luego de Conga”.
En este libro Máxima narra sus preocupaciones y su infancia en su natal Amarcucho, sus experiencias en Sorochuco y Tragadero Grande, además, retrata con lujo de detalles sus enfrentamientos contra el proyecto minero Yanacocha. El testimonio se sitúa en diversas ciudades como Cajamarca, Celendín, Lima, Washington D. C. y San Francisco. En el libro también transcurren personajes políticos y autoridades como Marco Arana, Rocío Silva Santisteban, Mirtha Vásquez, Pedro Castillo, entre otros.
También puedes leer: Víctor Andrés Belaunde y su legado 'La realidad nacional'
Rocío Silva Santiesteban comenta a este diario que la importancia del mencionado libro radica en el testimonio de una mujer que es un personaje propio del Bicentenario.
