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Hace 178 años muere en Lima prócer Bernardo O'Higgins

Fue el primer director supremo de Chile y organizó la expedición libertadora.

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Hace 178 años muere en Lima prócer Bernardo OHiggins

25/10/2020 / Exitosa Noticias / Cultural / Actualizado al 09/01/2023

Al mediodía del 24 de octubre de 1842, hace 178 años, las campanas de las iglesias de La Merced y de San Agustín anunciaban, en Lima, la partida física del Gran Mariscal del Perú y Capitán General de Chile, Bernardo O'Higgins Riquelme, uno de los protagonistas de la independencia sudamericana, junto con los libertadores José de San Martín y Simón Bolívar.

Durante 19 años, O'Higgins vivió exiliado entre Lima y Cañete, mientras en su patria, sus enemigos políticos le cerraban las puertas y hasta le negaban su pensión de capitán general, no obstante que por la independencia de Chile gastó toda la fortuna que heredó de su padre, el virrey del Perú, don Ambrosio O'Higgins.

Reconocido por la alta sociedad limeña, don Bernardo vivió agradecido de la hospitalidad y los honores que los sucesivos presidentes peruanos le reconocieron, por el esfuerzo que hizo, como director supremo de Chile, para financiar, organizar y enviar la Expedición Libertadora al mando de San Martín y que aceleró la independencia peruana.

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O´Higgins y su familia -su madre, su hermana y su hijo- se afincaron en Lima y sacaron adelante, con mucho esfuerzo y con dinero generalmente prestado, la hacienda de Montalván, en Cañete, que le fuera donada por el Perú durante el Protectorado de San Martín, en 1822, y que el Congreso ratificó diez años después.

Como le dijo a Bolívar en el famoso banquete en Lima luego del triunfo en la Batalla de Ayacucho, O'Higgins cumplió su palabra de abandonar la vida militar y, cuando un ministro de Guerra le exigió, por ser Gran Mariscal del Perú, salir en defensa del gobierno de Orbegoso, en 1834, le respondió que sólo volvería a la lucha si peligraba la independencia de América.

Desde Montalván también elevó su voz para advertirle al presidente chileno Joaquín Prieto -su ex edecán, amigo y compadre- de las “heridas difíciles de cicatrizar” que podría dejar una guerra entre naciones hermanas, antes de iniciar la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, en 1836.