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OPINIÓN | Giancarla Di Laura Morales: Plataformas virtuales: riesgos y ventajas

"Es así que las plataformas educativas virtuales se han vuelto hoy mucho más populares en el mundo docente".

giancarla
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29/03/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Ahora que atravesamos un momento difícil, yo como docente hago malabares para llegar a mis estudiantes escolares y universitarios. A pesar del encierro, los profesores, cual magos cibernéticos, echamos mano de distintas herramientas y nos entrenamos en ellas para transmitir a nuestros jóvenes el conocimiento.

Es así que las plataformas educativas virtuales se han vuelto hoy mucho más populares en el mundo docente. Por eso mismo, los desafíos tecnológicos son mayores que hace dos o tres semanas, pues debemos aprender de golpe lo que ya lleva años desarrollándose en los centros de enseñanza a distancia.

Mientras que los profesores utilizamos Zoom, Canvas, Blackboard, Skype o cualquier otra plataforma de teleconferencia, los estudiantes ya empiezan a hacer sus tareas grupales virtualmente utilizando otras herramientas como House-party, Facetime o ya la casi obsoleta Whatsapp para sus videollamadas.

Estamos entrando cada vez más a un mundo virtual. Naturalmente, sé que esto vale solo para los que podemos acceder a tal tecnología, que no es el caso de la mayoría de estudiantes peruanos, muchos de los cuales viven en condiciones en que ni siquiera hay agua para lavarse las manos.

Por eso, los profesionales de clase media debemos ser más conscientes que nunca de este privilegio y esforzarnos por ponernos al día en cuestiones tecnológicas. Sin embargo, la gran desventaja de las clases virtuales es que nos privan de la experiencia directa, del lenguaje corporal, que es pieza fundamental en la formación de los jóvenes.

En una clase presencial, los profesores somos verdaderos “performers” tridimensionales y modelos de persona. En la clase virtual, más técnicos que otra cosa, y bidimensionales. Pero tenemos que ajustarnos a las circunstancias. No queda otra. Y quedarnos en casa, pues en eso se nos va la vida. La solidaridad también se aprende con la distancia física. Seamos dialécticos, pragmáticos y flexibles o no sobreviviremos a esta plaga.