03/03/2019 / Exitosa Noticias / Cultural / Actualizado al 09/01/2023
La Feria ARCO se realiza todos los años en Madrid y es el evento más importante de comercio artístico en el mundo iberoamericano. Este año el Perú es el país invitado de honor y desde el 27 de febrero marchants, artistas, funcionarios y gestores culturales deberán recibir a más de cien mil visitantes, entre los cuales unos 12 mil obtienen un pase VIP y unos 300 son compradores internacionales coordinados por la empresa Around Art, una transnacional del arte moderno. Siete galerías de arte peruanas se han hecho presentes llevando a sus artistas favoritos, unos 25 elegidos. También hay exposiciones paralelas de arte peruano, como “Nasca” (auspiciada por la Fundación Telefónica), “Amauta y América Latina, 1926-1930”, sobre Mariátegui, el indigenismo y la vanguardia (en el Museo Reina Sofía), y “Amazonías”, sobre arte amazónico contemporáneo (en el Centro Cultural Matadero). Esta última ha suscitado las protestas de diversas comunidades indígenas por la poca representación que se les otorga y por su carácter “paralelo” y no central en ARCO, lo cual perpetúa, según los artistas nativos, la tradicional marginación hacia nuestros pueblos indígenas.
El tratamiento de Mariátegui y Vallejo
Nos interesa sobre todo lo relacionado con dos de nuestros más grandes escritores, José Carlos Mariátegui y César Vallejo, y el tratamiento que el estado peruano les ha dado en el contexto de ARCO y la invasión cultural peruana en Madrid.
Como sabemos, tanto Mariátegui como Vallejo fueron militantes marxistas. Sufrieron persecución y cárcel por sus ideas. Fueron enemigos mortales del capitalismo periférico y del estado peruano, que les hizo la vida muy difícil. Mariátegui, luego de su exilio en Italia, regresó al Perú en 1922 y fue constantemente hostigado por el gobierno de Leguía, hasta su muerte en 1930. Vallejo, por su lado, tuvo que irse del Perú en 1923 y en Francia se convirtió en militante del Partido Comunista, por lo cual también fue hostigado y perseguido.
Han pasado varias décadas y es lógico que ante la evidencia de su talento y su aporte al pensamiento peruano sean hoy reconocidos como dos de nuestros más grandes escritores. Hasta Mario Vargas Llosa, intelectual orgánico de la derecha peruana e internacional, ha tenido que apreciar el inmenso aporte de Mariátegui en el conocimiento y desarrollo de las vanguardias artísticas gracias a la labor de su revista Amauta (1926-1930).
De Vallejo se ha develado un busto en el Parque del Oeste, frente al Consulado peruano, en uno de los barrios más “shick” de la capital española.
La descafeinización
Nada de esto llamaría la atención, pues es tendencia de todo estado asimilar a sus artistas e intelectuales una vez muertos y a pesar de su disidencia, pronunciando palabras que encubren la persecución.
Pero ya no se trata sólo del pasado. Lo curioso es que el presidente Vizcarra haya aprovechado su visita a Madrid en el contexto de ARCO para repetir su postura pro-estadounidense ante Venezuela, algo contra lo que Mariátegui y Vallejo sin duda hubieran expresado asco y rechazo absoluto.
Ya el Amauta decía en su ensayo “El iberoamericanismo y panamericanismo” (de 1925) que “la más lerda perspicacia descubre fácilmente en el panamericanismo una túnica del imperialismo norteamericano. El panamericanismo no se manifiesta como un ideal del Continente; se manifiesta, más bien, inequívocamente, como un ideal natural del Imperio yanqui. (Antes de una gran Democracia, como les gusta calificarlos a sus apologistas de estas latitudes, los Estados Unidos constituyen un gran Imperio)”.
¿Qué le hubieran dicho Mariátegui y Vallejo al presidente Vizcarra? ¿Hubieran estado de acuerdo con la manipulación que hace de su memoria para defender una posición que a todas luces es una injerencia en la soberanía de un país hermano? Al margen de cualquier posición que uno pueda tener ante el gobierno de Nicolás Maduro, utilizar la cultura como arma de propaganda debe causar indignación, por lo menos. No nos traguemos el cuento.