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OPINIÓN | Manuel Altamirano: "La voz del pueblo es la voz de Dios"

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31/01/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Hace tres semanas expuse en esta columna que el Frente Popular Agrícola del Perú (Frepap) tenía la posibilidad de consolidarse como partido gracias a su homogeneidad, y hoy me ratifico; Frepap es un partido homogéneo debido a su pensamiento religioso, ese pensamiento sincrético que fusiona y asimila elementos de la cultura andina y de la religión cristiana.

Cuentan sus seguidores que, en 1989, Ezequiel Ataucusi, fundador del partido, fue a orar al mar y por casualidades del destino al día siguiente se vararon pescados que posteriormente recogieron sus feligreses. Asimismo, comentan que dos semanas después de lo sucedido, Ataucusi lideraba un mitin multitudinario en la Plaza San Martín y que a partir de ese año en adelante deciden participar en todas las elecciones de manera consecutiva.

Ahora ellos tienen la oportunidad de consolidar su proyecto político, regresan al Congreso después de 20 años, si es que hacen una buena performance en el Legislativo, y demuestran que ese 8.9% de votación alcanzada será su voto duro, caso contrario si su representación congresal es mala, difícilmente volverán a tener esa votación.

Por otro lado, con gran dispersión de votos, este último domingo se eligió finalmente un nuevo Congreso, que entre sus funciones tendrá que fiscalizar los decretos de urgencia emitidos por el Ejecutivo, elegir a los nuevos miembros del Tribunal Constitucional, así como también fiscalizar el endeudamiento público que se ha venido efectuando desde hace dos años.

Este nuevo Congreso debe tratar de sacar la ley antimonopolio, corregir los errores de las reformas política y judicial promovidas por el Ejecutivo, de tal manera que la esencia de la democracia se cumpla, un gobierno del pueblo y para el pueblo puesto que la justicia a destiempo no es justicia.

Sigo pensando que la verdadera reforma política es el voto voluntario y el fortalecimiento de los partidos políticos, que estos enseñen sus ideologías y las difundan, que se promueva en el ciudadano el interés por la participación política. Recordemos las célebres palabras de Platón, “el precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres”.

Las urnas han hablado, la voz del pueblo es la voz de Dios, y el pueblo ya decidió.