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OPINIÓN | Eduardo González Viaña: los héroes también bailan la marinera

Es mejor recordar que también hay peruanos héroes como Moisés Díaz Cabrejo que dan la vida por nuestro país y bailan la marinera.

soldado1
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17/04/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

En pleno conflicto bélico entre el Perú y Ecuador y durante la batalla de Zarumilla (julio de 1941), en ambos bandos se produjeron diversos actos heroicos. Uno de ellos fue la toma peruana del Puesto de Casitas.

Ese punto estratégico parecía muy difícil de capturar. La artillería del país del norte se había concentrado allí y era un obstáculo insalvable que ya había causado cuantiosas bajas entre los peruanos. Como se sabe, la batalla duró 8 días sin fin.

En esas circunstancias, un joven oficial peruano se decidió. Esperó a tener el sol en la espalda y se lanzó corriendo hacia el enemigo. Nadie podía imaginarlo ni preverlo. Los artilleros ecuatorianos disparaban contra el inesperado agresor, pero la luz solar los cegaba y no daban con él. A pocos metros de distancia, el subteniente Moisés Díaz Cabrejo se detuvo y rodilla en el suelo, comenzó a disparar.

Dos ametralladoras cedieron. La otra continuaba infatigable. Entonces, Moisés, que medía un poco más de un metro noventa corrió de nuevo y de un salto se puso tras del cañón...

Me lo relató el propio héroe hará diez años en Salem, Oregon.

En Zarumilla no terminó su batalla. Herido seriamente tuvo que pasar varios meses en el hospital de Talara peleando por su vida. Una noche en que los dolores parecían haber cesado, se preguntó si eso significaba que tal vez ya estaba muerto.

Esa sensación creció cuando en las honduras de la noche escuchó la dulce voz femenina que cantaba en el jardín del nosocomio.

-Estoy muerto- se dijo el soldado- y algún ángel me está dando la bienvenida en el cielo.

A tientas, logró acercarse a la ventana y abrir los visillos. A través de ellos, pudo divisar el uniforme blanco y la silueta delgada de una joven enfermera voluntaria llamada Antuca Horna Aguinaga.

El resto no es necesario de ser contado. Semanas después y todavía cojeando Moisés contrajo matrimonio con la chica y, luego de toda una vida juntos, han sido padres de Efraín, Carlos Alberto, Nena, María Antonieta, Willy y Liliana.

Los conocí mientras bailaban la marinera en una fiesta en casa de mi fraternal amigo Efraín, pintor y poeta, que es el peruano más antiguo de Oregon, y estoy contando esta historia porque, en medio de tantas noticias de presidentes corruptos del Perú, es mejor recordar que también hay peruanos héroes y que suelen bailar la marinera.