
18/04/2019 / Exitosa Noticias / Política / Actualizado al 09/01/2023
Idolatrado, envidiado, criticado, investigado, perseguido y acusado. Alan Gabriel Ludwig García Pérez fue el hombre de la retórica y la polémica que vivió y murió en el ojo de la tormenta cerrando su vida azarosa de manera violenta antes de ser encarcelado.
Aprista de cuño y de cuna, que nació en medio de las persecuciones a los dirigentes de la estrella. Incluso vivió su niñez sin la presencia de su padre Carlos García Ronceros, encarcelado por su militancia.
García hereda la vena política de sus progenitores, militando desde los 13 años en la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), fundada por Víctor Raúl Haya de la Torre y convirtiéndose en uno de sus alumnos predilectos y posteriormente uno de los militantes más afectados tras la muerte del gran líder.
Político de raza. Su gran capacidad oratoria y liderazgo dentro del partido lo llevó a la vida pública en 1978, llegando a ser constituyente, diputado, senador vitalicio, secretario nacional del partido en 1980, y por último en presidente de Perú en dos periodos.
El discípulo de Haya de La Torre es presidente a los 35 años por una de las más abrumadoras mayorías de la historia política del país. El joven mandatario pone al Apra en el poder después de 60 ños de lucha. Está en la cúspide la fama, el poder, la gloria, pero también de los excesos.
Su primer gobierno (1985-1990), no solo es agobiado por una de las más graves crisis económicas de la historia y el auge de los grupos terroristas Sendero Luminoso y el MRTA, sino también por diversos actos de corrupción que involucraban a gente de su régimen
García mismo es incriminado en actividades financieras ilegales y enriquecimiento ilícito. Pero en esa ocasión, tras sufrir una breve persecución durante al autogolpe de Fujimori en 1992, es absuelto de cargos por falta de pruebas y prescripción de delitos
El líder de la palabra está listo para volver, y por la puerta grande. Postula en el 2001 pero es vencido por Alejandro Toledo. Y se convierte en el líder de la oposición, volviendo a postular en el 2006, logrando esta vez la victoria tras derrotar a Ollanta Humala,
Esta vez, busca la reivindicación. Y su segundo gobierno se caracteriza por la continuación de proyectos económicos y la reestructuración de las relaciones diplomáticas, dejando un país en franco crecimiento económico.
Sin embargo, tras concluir su gobierno, volvieron aparecer denuncias de corrupción. El 2013 se formó una megacomisión en el Congreso para investigar las presuntas irregularidades del segundo gobierno de Alan García, pero no prosperaron.
El 17 de noviembre de 2018 el Segundo Juzgado de Investigación Preparatoria Anticorrupción, aceptando el pedido del fiscal José Domingo Pérez, emitió una orden de impedimento de salida del país por dieciocho meses contra Alan García por el caso Línea 1 del Metro de Lima.
Es allí donde la suerte, que siempre le sonrió, comienza a esfumarse. El 18 de noviembre de 2018 el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú informó que el embajador de la República Oriental del Uruguay le había comunicado el ingreso de expresidente a su residencia y el pedido de asilo diplomático. Pasaron dos semanas para el gobierno uruguayo anunciaran la negativa del asilo
García no solo empieza a desafiar a sus adversarios y fiscales con frases elocuentes, sino también ya habla de “trascender en la historia y la posteridad” y niega insistentemente las acusaciones y asegura que “jamás lo verán en la cárcel”.
Su vida azarosa termina el 17 de abril. Cuando el Poder Judicial ordena su detención preliminar por 10 días. Conocida esta decisión, García decide acabar con su vida, realizando un disparo en la sien, cumpliendo así el último acto polémico y quizás político de su vida.