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Poligamia

Con 102 hijos, un padre de Uganda afirma que ya es suficiente

Se ha convertido en toda una atracción en su aldea, Bugisa, en el este de Uganda, pero asegura que quiere detenerse y no tener más.

Musa Hasahya posa para una foto con algunas de sus esposas, hijos y nietos.
Musa Hasahya posa para una foto con algunas de sus esposas, hijos y nietos. (Badru Katumba/AFP)

08/02/2023 / Exitosa Noticias / Mundo / Actualizado al 08/02/2023

"Al principio era una broma [...] pero ahora son problemas" afirma Musa Hasahya Kesera, un ugandés padre de 102 hijos que reconoce que cada día le cuesta más satisfacer sus necesidades... o incluso recordar sus nombres.

A sus 68 años, está al frente de una familia de 12 mujeres, 102 hijos -el menor de 10 años y el mayor de 50- y 578 nietos.

Se ha convertido en toda una atracción en su aldea, Bugisa, en el este de Uganda. Pero asegura que quiere detenerse y no tener más. "Ya he aprendido [la lección] de mi actitud irresponsable, de haber tenido tantos hijos de los que no puedo ocuparme", confiesa.

Su gran familia vive en una casa muy deteriorada con tejado de chapa y una veintena de cabañas de adobe situadas cerca.

"Con mi débil salud y menos de una hectárea de tierra para una familia tan grande, dos de mis esposas se han ido porque no podía satisfacerlas en lo más esencial, como la comida, la educación o la ropa", cuenta el padre de familia, desempleado.

Para evitar que la familia crezca aún más, sus esposas toman anticonceptivos. Él no se cuida, dice.

Reuniones mensuales

La poligamia está autorizada en Uganda. Musa Hasahya Kesera se casó por primera vez en 1972, cuando tenia 17 años, mediante una ceremonia tradicional. Su primer hijo nació un año después. 

"Como solo éramos dos hijos (en su familia), mi hermano, mis padres y mis amigos me aconsejaron que me casara con varias mujeres para tener muchos hijos y aumentar nuestro patrimonio familiar", explica.

Atraídos por su estatus de vendedor de ganado y carnicero, varios lugareños le ofrecieron la mano de sus hijas, algunas de ellas todavía menores (una práctica prohibida desde 1995). Con los años, ya no puede ni identificar a sus propios hijos.

"Solo me acuerdo de los nombres del primero que nació y del último, no me acuerdo de la mayoría de los otros", confiesa, revisando entre montones de viejos cuadernos para encontrar detalles sobre sus nacimientos. "Son sus madres las que me ayudan a identificarlos", señala.

El hombre admite que también le cuesta recordar el nombre de algunas de sus esposas. Tiene que pedirle a uno de sus hijos, Shaban Magino, un maestro de 30 años, que le ayude a gestionar los asuntos de la familia. Es uno de sus pocos hijos que fueron a la escuela.

Para resolver las disputas, que no faltan en la familia, se organiza una reunión cada mes.