18/12/2025 / Exitosa Noticias / Mundo / Actualizado al 18/12/2025
En Caracas, durante la conmemoración de los 195 años del fallecimiento de Simón Bolívar, el presidente Nicolás Maduro recibió una inesperada distinción: fue nombrado "arquitecto de la paz" por representantes de la Sociedad Bolivariana de Venezuela.
El acto se realizó en la sede recién rehabilitada de la organización, con un recorrido protocolario y discursos que exaltaron el legado del Libertador. Maduro, visiblemente emocionado, aseguró que la condecoración "lo sorprendió" y agradeció a las instituciones que participaron en la reconstrucción del inmueble.
"Es un honor entregar estos espacios para las comunidades, los liceos y toda la sociedad para que se siga cultivando el ideal de Simón Bolívar", afirmó.
La ceremonia buscó resaltar la dimensión histórica del bolivarianismo como eje político del país. Sin embargo, la distinción otorgada al mandatario llega en un contexto marcado por olas de detenciones, denuncias de represión y violencia política tras las elecciones del año pasado, lo que genera un contraste evidente entre el título recibido y la realidad del país.
Comparativa con el Nobel
Cabe recordar que, apenas semanas atrás, el régimen venezolano guardó silencio absoluto frente al anuncio del Premio Nobel de la Paz otorgado a la activista María Corina Machado. En aquel momento, cuando Maduro fue consultado directamente, descalificó el galardón señalando que estaba "manchado de guerra" y "sangre".
Hoy, en cambio, se condecora a sí mismo con un título de paz, pese a las denuncias de persecución política y la crisis social que golpea al país.
El ciclo bolivariano
Durante el acto, Maduro insistió en que el llamado "ciclo bolivariano" iniciado en 1983 sigue vigente y se consolidó con el liderazgo de Hugo Chávez. Según dijo, este proyecto se basa en principios de antiimperialismo, anticolonialismo e integración regional, presentados como pilares de cohesión frente a las dificultades internas.
La entrega del reconocimiento ocurre mientras Venezuela enfrenta cuestionamientos internacionales por la falta de garantías democráticas y por la represión contra opositores.
Organismos de derechos humanos han denunciado detenciones arbitrarias y uso excesivo de la fuerza en protestas recientes. En ese escenario, la autoproclamación de Maduro como "arquitecto de la paz" se interpreta como un intento de reforzar su narrativa política en medio de la crisis.
El título refleja la estrategia del régimen de construir símbolos propios que refuercen su legitimidad. La paradoja es evidente: mientras se descalifica el Nobel de la Paz como "manchado de guerra", se celebra internamente un reconocimiento que contrasta con la represión y violencia que marcan la realidad venezolana.

