12/12/2019 / Exitosa Noticias / Política / Actualizado al 09/01/2023
El Tribunal Constitucional que se supone que debe ser la más alta instancia del control y la vigilancia por nuestros derechos constitucionales, lo elige y lo ha venido eligiendo el Congreso a partir de un cubileteo entre los partidos, en función de sus intereses, en función de sus necesidades y en función de quienes financiaron sus campañas electorales y los favores que deben cumplir.
Esa es la verdad de la milanesa. No ha habido detrás de este proceso la transparencia necesaria para que la elección esté regida en función de los intereses de la nación y de la vigilancia de los derechos constitucionales, sino de los intereses de quienes participan en la votación para la elección de sus miembros. Es más, hay quienes pretenden que el Tribunal Constitucional se convierta en la última instancia del Poder Judicial, cuando ese no es su papel.
Algunos sueñan con que el Tribunal Constitucional sea una especie de salita del SIN, donde todo se resuelve. ¿Quién controla las decisiones del Tribunal Constitucional? ¿Quién vigila que lo que hagan corresponda realmente al interés constitucional y no a los lobbis políticos?
Y han ocurrido cosas increíbles en estos años en el Tribunal Constitucional. Es decir, no solo es que la secretaria general denuncie el maltrato del señor Eloy Espinoza-Saldaña, sino que a partir de eso muchos trabajadores del Tribunal Constitucional se han animado a hablar de las cosas que pasan ahí.
Las cosas en el Tribunal Constitucional tienen que cambiar en este mismo instante. Hay resoluciones que están pendientes de emisión, que no se conocen. No solo tiene que cambiar sus mecanismos de elección. Y además, el nuevo Congreso debería tener como una de sus tareas, el revisar algunas decisiones del Tribunal Constitucional y averiguar si no hubo algo oscuro detrás de esas decisiones. Y les aseguro que van a haber sorpresas.
