24/11/2025 / Exitosa Noticias / Exitosa perú / Actualizado al 24/11/2025
El último domingo, en la playa Negritos de Talara (Piura), pobladores encontraron un ejemplar de tiburón megaboca (Megachasma pelagios), sumamente rara en el planeta. Pero en vez de alertar a las autoridades o preservar el hallazgo, la reacción fue inmediata: cuchillos en mano, decenas de personas corrieron hacia el animal para filetearlo y llevar un pedazo de carne.
El fotógrafo Moisés Prieto Álvarez, quien reportó el hecho, denunció la ausencia de protocolos y criticó la falta de educación ambiental.
"Más allá del hecho, esto muestra la ignorancia y la desinformación frente a un hallazgo tan importante para la ciencia", escribió en sus redes sociales.
Una especie única y en riesgo
El tiburón megaboca es considerado un "fósil viviente" por su rareza. Desde su descubrimiento en 1976, se han registrado menos de 300 avistamientos en todo el mundo. Su aparición en costas peruanas debió ser motivo de estudio científico y conservación, pero terminó convertido en carne para consumo, pese a que el Instituto del Mar del Perú (Imarpe) recomienda no acercarse ni consumir animales varados por riesgo sanitario.
"Está prohibido consumir fauna marina varada, y aún así muchos lo vieron como oportunidad en vez de responsabilidad", criticó Prieto Álvarez.

Falta de conciencia y ausencia de autoridades
El episodio revela una fractura social: mientras el discurso público habla de turismo sostenible y ecosistemas saludables, la práctica muestra desconocimiento y oportunismo.
La ausencia de autoridades —Capitanía, Serenazgo, especialistas ambientales— permitió que la depredación ocurriera sin control. El acto colectivo refleja cómo la falta de educación ambiental se traduce en pérdida de patrimonio natural y científico.
"(...) Cuando aparece un animal único, la respuesta es ignorancia, burla y desinformación. Así no se progresa", señaló el fotógrafo.

Una lección pendiente
El caso del tiburón megaboca en Piura no es solo un hecho aislado, sino un síntoma de la precariedad en la cultura ambiental del país. La ciudadanía necesita comprender que cada especie rara es un tesoro científico y que su destrucción nos aleja de la posibilidad de aprender y preservar.
La depredación no es solo un error individual: es una responsabilidad compartida que desnuda la urgencia de políticas educativas y protocolos claros.
El tiburón megaboca varado en Piura pudo ser un hito científico. En cambio, se convirtió en un recordatorio doloroso de cómo la ignorancia y la falta de conciencia social pueden borrar oportunidades únicas. La pregunta que queda es si el país está dispuesto a aprender de este error y a construir una cultura que proteja, en lugar de depredar, lo que la naturaleza nos entrega.

